Arrastre de latas en Algeciras
Lunes, 7 enero 2013
Romper con la rutina, dicen y lo sé por experiencia, es muy aconsejable
para la oxigenación correspondiente, así como, para coger impulso y poner en orden lo que haya que reordenar.
Por ello, en determinadas fases del transcurrir de mis años, me he aislado de
tal forma, hasta el punto, que incluso en ciertas ocasiones me asemejaba a los
ermitaños. Pero, como siempre la cabra y sus cabritos tiran al monte, volvía a
renacer como el Guadiana y retornaba a esta jungla con más energía que nunca.
Parte de lo anterior, es lo que he
hecho desde el pasado 20 de diciembre, cuando decidí alejarme de cualquier
información proveniente de los medios de comunicación o, de los comentarios del
papanatas charlatán de turno. Ya que, como estaba hasta la cejas de tanta
intoxicación política… A estas alturas de mis días y de mis noches, como no
aguanto ni un capotazo, por molestarme, me molesta, hasta el vuelo rasante de
las ‘mosquitas muertas’.
Consecuentemente, siguiendo la
reorganización social diaria que me tracé hace unos meses, he ido alejando de
mí las metrallas, submarinos, escorias y otros elementos similares de la
cultura, de las artes y de la sociedad civil o política... Porque al ser libre
e independiente, y al no estar sometido a yugo ni patrón alguno, selecciono mis
compañías, acudiendo a actos y lugares donde verdaderamente me apetezca asistir
sin más. Ya que, mi interés no es otro, que sentirme bien en todo momento y
lugar, donde esté sólo o acompañado por la flor de mi canela.
Estimado lector, si me apetece
‘perderme’ de forma puntual por multitudes, como puede ser las de las grandes
urbes como Madrid o Barcelona, es porque su cosmopolismo hace que me sienta totalmente
a gusto, relajado y distendido, al pasar casi totalmente desapercibido de la
hipocresía falsa y chismosa sociedad de las aldeas, pueblos y ciudades
pequeñas.
Porque, ¡madre mía, cuánto mal hacen
las lenguas de mil cuchillos! Por eso, en estos días pasados que estuve por
Benidorm y sus alrededores, he gozado muchísimo, al embriagarme de la cultura
que palpé con las yemas de mis dedos, en las diferentes bibliotecas que visité,
entre ellas, las de Vinaroz, Villajoyosa, Binacarló. y la de Benidorm que me
sorprendió por la gran afluencia de público que tenía, pero de características
muy distintas a las masas que abarrotaban las tiendas de souvenir y de otras
índoles.
Y como la pela era la pela para los
catalanes en la época reciente pasada. Ahora en Benidorm lo es también el euro
para los establecimientos chinos, marroquíes y españoles…, porque hacen su
agosto en cualquier día del año. Aunque, no es oro todo lo que reluce allí,
porque he observado hoteles y muchos locales cerrados, como consecuencia del
descenso del turismo...
Espero y deseo, al ser el turismo una
de las primeras fuentes de riquezas españolas, se conciencien las autoridades españolas
de que hay que cuidarlo entre algodones, porque de lo contrario, se quedarán
sin su “gallina de los huevos de oro”.
A mi regreso a Algeciras, no fue brisa
placentera lo que me recibió, sino un fuerte viento de Levante, teniendo que
sujetarme el sombrero con un elástico para que no volara, horas antes del
tradicional arrastre de latas en la víspera de la festividad de los Reyes
Magos, donde al mediodía del sábado 5, fueron muchísimos niños acompañados por adultos (unos 40.000 según
nota oficial), los que arrastraron sus
latas, para orientar y recibir a SSMM, que llegaron a Algeciras no en burro, ni
en camello, ni en trineos sino embarcados en gabarras.
Suponiendo, que a los críos no les ha
afectado lo más mínimo, que el Papa de Roma, en su último libro afirmara que los
Reyes Magos no vienen de Oriente
sino que
proceden de nuestros antepasados
los Tartessos afincados en Huelva,
Sevilla o Cádiz.
No extrañándome, por lo tanto, que en los próximos carnavales gaditanos monten
las chirigotas… con este asunto la de Dios, porque es tanta la tomadura de pelo de la Iglesia , que
nos tienen chamuscados.
Salud.