viernes, 3 de septiembre de 2010

Muro, poemario de José Salguero Duarte




Autor: José Salguero Duarte
© José Salguero Duarte


© Prólogo: Juan Emilio Ríos Vera

Depósito legal: CA-28/08

ISBN: 978-84-612-2292-6


Diseño y maquetación: José Salguero Duarte


Fotografías: Mª Teresa de la Obra y José Salguero Duarte



Todos los derechos reservados


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PRÓLOGO




LA POESÍA COMO MURO A LA INJUSTICIA



He tenido el privilegio de asistir al pie de las trincheras al alumbramiento del José Salguero poeta, desde aquel inesperado y sorprendente poemario titulado “Cuando respira el mar”, que venía avalado magníficamente por dos prologuistas de excepción como son Domingo F. Faílde y Dolors Alberola, dos de los poetas más importantes del panorama literario no sólo de la comarca sino también a nivel nacional.
En él asistimos a un clamor lacerante por parte del autor ante el asesinato del mar a manos de los gobiernos y las empresas como tema central, que dota de unidad al poemario. Cabe recordar que el poeta no sólo predica con su poesía, sino que también se manchó de chapapote sus manos de artista en las costas gallegas como voluntario, para limpiar las playas de la inmundicia que le arroja esta sociedad delirante y desenfrenada. Esta acción generosa nos subraya su compromiso activo con el Medio Ambiente y con la Naturaleza, que reitera en forma de certeros poemas de denuncia y de rabia.
Y es que la poesía de José como sus artículos, sus ensayos o sus cuadros no dejan indiferente a nadie. Te agrede o te emociona pero siempre penetra profundo en las conciencias a menudo tan embotadas de basura y de apatía. Su estilo, como él mismo reconoce, es deliberadamente abrupto para no dar concesiones a la floritura desmesurada ni a palabras superfluas.
No encontrará el lector adornos ni alaracas. No hay ni una sola palabra que esté de más en sus poemas ni imágenes gratuitas. Cada palabra tiene su peso específico y determinante. Tampoco es generoso con la forma ni con la sonoridad. Salguero prefiere mutilar el ritmo deliberadamente, para que el poema termine con brusquedad pero clavándose a fuego en nuestras mentes, obligadas de inmediato a reaccionar y a tomar partido a favor o en contra de la idea planteada. Por ello toda la importancia de su poesía radica en su mensaje afilado en su contenido, que no puede ser disfrazado con afeites distorsionadores ni con máscaras. No se permiten colorantes ni conservantes, sucedáneos ni placebos. Todo es crudo y directo, desnudo y descarnado.
Y ahora, tras su emotivo y beligerante “Setenta y cinco lunas”, donde la figura enorme de nuestro admirado y recordado Juan Martínez Andujar recibe la dimensión que se merece por su incansable lucha por la libertad, nos llega este “Muro”, donde jugando con la polisemia de su título, pues se refiere tanto al municipio soriano donde el autor moró durante muchos años, como a la empinada pared que hay que subir cada día para alcanzar la verdad, la libertad y la justicia.
José Salguero Duarte, nos espeta a bocajarro un poemario con todos los ingredientes anteriormente analizados, pero que aporta temas novedosos y asuntos para la reflexión y el debate.
El pasado es en mi opinión un tema capital en este libro maduro y lleno de emociones y vivencias personales. Uno de los poemas más representativos, el titulado significativamente “Miedo sin rostro”, que termina con este verso lapidario e incisivo: “en el doliente recuerdo del pasado”.
Creo que en él se resume uno de los grandes caballos de batalla de esta obra. La revisión del pasado con sus luces y sus sombras, con sus fantasmas y sus miedos, pero también con sus momentos gloriosos y sus mieles analizados en su justa medida con valentía y decisión.
El amor es otro gran asunto en este libro. El amor actual desbordante y pleno que goza el autor y esos otros amores no menos importantes como es el amor a los hijos o a la madre y, a aquellos amores que jalonaron la vida y que dejaron huellas indelebles.
Nunca puede Salguero olvidarse de abordar el tema de la Guerra Civil y las calamitosas consecuencias que produjo para España la victoria de las hordas franquistas.
Encontramos en algunos poemas homenajes emocionados a poetas del 27 y del 36 que lucharon en pos de una nación más culta, más habitable, más libre, más justa. Alberti, Hernández, Machado o Neruda inviven en estos versos reivindicativos y militantes.
La soledad, la injusticia, el dolor, la pobreza, la política o la ecología tienen gran importancia en esta compleja obra que aborda temas sociales, políticos, ecológicos y culturales, con un calado de gran profundidad y compromiso como es habitual en nuestro autor.
No puede olvidar José el homenaje obligado a las víctimas del 11 M o exigir más progreso para Andalucía, pues son asuntos muy presentes en el devenir de este escritor libérrimo, independiente, transgresor y valiente, que hace de su poesía un muro a la intolerancia, la injusticia y los atentados contra la libertad.
Es un placer para mí prologarte este intenso y complejo poemario, buen amigo.


Juan Emilio Ríos Vera
Poeta
Presidente Ateneo de Algeciras


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A Muro /Soria/



No hay música,
que se cruce en nuestra orfandad,
que no nos haga sentir
la nostalgia del pasado
y las emociones analíticas.



José Salguero Duarte



--------Cuaderno Primero





Escarcha



Cuando el amor,
huye lejos de nosotros,
dejando sus huellas para siempre.
en escarchas sin voz.

Nuestra suerte arde,
en dudas de torpezas,
sin escuchar los latidos,
en los rincones del miedo,
donde permanecemos ocultos.



Miedo sin rostro



El miedo sin rostro,
se posó a mi lado,
en un páramo desnudo
de estirpes hirvientes.

El semblante, se mostró pálido,
en los rescoldos del camastro.

Poblando en oscuridades huecas,
una preñez execrable,
al ser amado por el fuego,
en el doliente recuerdo del pasado.



3 de agosto de 2007



A mí madre


El tres de agosto de dos mil siete,
en las corrientes de mis albas,
de las cincuenta y seis estaciones,
que acabo de alcanzar.

Nada más despertar de la expiración,
tengo en mis manos un jardín florido,
colmado de versos y poemas,
con sus hojas caducas y perennes.

Y suspiro por los mares del sur,
con sus sales dulces y saladas,
con los que nutrí mis raíces,
en noches de lunas y en días frágiles.



Soñé

A María Teresa


Soñé, sin haberte soñado,
que en mis brazos te tenía.

Y al acariciar tus latidos,
me enloquecieron tus gemidos.

Late en mis sueños;
sueña, conmigo.

Camina despacio,
no tengas prisas.

Palpa mis lloros,
y despertemos juntos.




Cornadas


Sufro una cornada mortífera.


Treinta y seis vueltas al ruedo.


España y sus matarifes.




Carta libre


Lobos hambrientos acechan,

en paseos bajo la sarna.


Cárceles sin barrotes,

los verdugos ejecutan.




El pedigüeño


Por los rostros de los hábitos,
supuran hipócritas lágrimas,
al rezar ladrando,
con evangelios en las manos.

Reciclan al rico, al pobre y al de clase medía
con sus cirios, velas y candelabros,
revestidos de oro fino y diamantes.

El pedigüeño, en la puerta
de templos y catedrales,
se descubre y extiende su mano.




Cuervos


La mar, tenía sus puertas abiertas de par en par,
sin dejar entrar al murmullo de la derrota,
nacido en vientres repletos de cadáveres,
con sus arrecifes remolcados por la guerra.

Barcos pesqueros vomitando muertos,
rasgándose los lienzos de los cuadros
a babor y a popa oliendo a pólvora,
por la acidez de las mareas
procedente del exterminio capitalista.




Lasca


Sentado en una lasca
repleta de corales,
permanecí largas horas,
con los dedos arrugados
y la mente abstraída.

La mar estaba en calma,
yo desnudo,
el agua cristalina,
y las algas me cubrían con tacto.

Ella, retozaba en el aura de una cala,
dejándose acariciar por la brisa de las olas.

Y, peces diminutos
con una gota de sangre,
intentaban copularla,
nadando a su lado.


Cerré los ojos


Cerré los ojos
y tras la luz de la oscuridad.

Ella apareció en el borde del abismo,
aireando sus cabellos.

Y engalanó a mis versos y poemas,
con el polen tricolor de su carola.



Gotas


La lluvia frondosa,

de mi jardín florido,

se tornó amarga,

al partir sus gotas hacia la muerte.



Fronteras


El temblor desdentado,
de las tajaderas de los tanques,
atravesarán los trigales arados.

Y tú, amor,
volcán cernido en la marquesina,
defenderás las lindes y zanjas,
para evitar que el desfile militar,
traspase las fronteras.



Sombra del pasado



Durante el sonido que emite
la luz de los náufragos,
el alcanfor donde habitan
nuestros quebrados recuerdos,
desprende hiladas de esperanzas,
cuando balbucean las incertidumbres
en la sombras del pasado.



Ventanal


Cierra el ventanal
de la liberación,
para que no se refugien los pájaros,
cuando se cautiven con el olor fermentado
de los átomos, al caer el invierno
y rezumbe el murmullo de las lluvias,
como la bomba atómica en Hiroshima.

Cierra el ventanal
al descender la última hora,
para que los golondrinos
no aniden en las iglesias
y así evitar que sus colonias
preñen a la blanca paloma.

Cierra el ventanal,
pero déjalo abierto perpetuamente,
para que entre la libertad.



Sapos


Caminaba hacia la charca,
en una mañana desnuda,
mientras observaba tus flancos,
al desprenderte de la túnica.


Y en un determinado momento,
croaron los verdes sapos,
segregando amargos disparos
contra mis cicatrices abiertas.




El beso


El pavoroso beso
que abrasó mis labios,
lo sofoqué con el
goteo de mis sueños,
después de amar en la sombra,
tras dormir con la muerte,
en el somier de la celda.


Beso sofocado con mis sombras,
muerte dormida en los sueños,
somier cubierto de fuego,
goteo pavoroso de arrumacos.



Tempestades


Me alejaste de lo oscuro,
cubriéndome con tus pétalos,
para que floreciera la abrasante ceguera,
en las dispersas olas de la mar.

Ruge dulcemente la brisa,
llora desconsolada el agua,
duerme plácidamente mi alma,
y deliran las tempestades.




Salinas


La sal de las lágrimas de mi cuerpo,
late pulsaciones dolientes sin suspiros,
cuando la flor marchita que lo viste,
seca las humedades de los tallos.

Oh, salinas de la Isla.
Oh, marismas del Puerto,
carne de fotógrafos,
lienzo de nácar,
jardín de terciopelo,
la mar de Alberti,
versos de Machado,
poemas de Neruda
la maestría de Hernández,
y el romero de Muro y Conejares.




Clínica


Un panal de fina lluvia
empapó la tierra,
huyendo el humus del desierto
camino de otro ciclo.

Corre desnuda el agua
hacia las raíces enfermas.

Las hormigas huyen,
los pájaros vuelan.

Calles sin cancelas.




Muro


El silencio de la muerte,
se presentó en el muro.

Los susurros temblaron
en el abismo de la caza.

Esbelta como el aire,
fría como el mármol.

Granizos sedientos,
agua transparente.

Las fuentes sucumben,
afloran los disparos.




Mercenarios


Sufro el dolor ajeno
y no percibo el de mis carnes.

Patria sin banderas
en exilios voluntarios.

Los mercenarios a la deriva,
alimentados por inquinas.

Fieros de servicio,
matones y pistoleros,
cobardes conciudadanos.



Musgo


Sobrevolando las lápidas
sorteando a los cipreses.

Los musgos hilvanaban
en los zarzales de sus tumbas,
quejumbrosas melodías
interrumpiendo la paz de sus rostros,
con un rosario en la mano
y el Cristo de Dalí en la otra.



Perfumen


Bebe al tocar el alba,

Perfumen de noches de azúcares.

Milagros en lunas de engaños.

Rayo tenue en días de fiesta.

Sonrisa nevada en invierno.

Montañas empapadas en verano.

Encáuzame, hasta tu aliento.

Embriágate con mi salitre.



Carne tostada


Disfraz clandestino de acero
que se desliza sin grasa.

Conjuro de malas siembras
que vagan por la muerte
de las carnes tostadas.





Cuando te veo



Cuando te veo,
tengo miedo de hallarte.

Y cuando te hallo,
tengo miedo de verte.



Saetas


Saetas recitadas con voces inconclusas,
bajo los sones de tambores y cornetas de las bandas,
descolocando a las autoridades,
el desafine del murmullo callejero,
procedente de los clientes de las tascas
y bares del itinerario.
Los que para sentir la solemnidad de la Semana Santa,
bebían vino amargo y agua turbia.
Pero, el del bastón de mando, al jurar cumplir fielmente
las obligaciones de su cargo, se comprometió a asistir a misa los domingos y en días de fiestas.
Yo, sin embargo, para concebir y comprender esas sensaciones que nunca me llegaron, tuve que asistir a media docena de funerales, bodas y bautizos para beber el cáliz y comer el pan, al permanecer sediento por la hambruna existente. Pero, para componer los compases de mi pentagrama, me compré una guitarra con limosnas ahorradas. Y con mis largas uñas acaricié sus cuerdas, al compás marcado por la sociedad, pero anduve descalzo ante tanta maldad, para no pisar ni los esputos, ni las colillas, ni la cera quemada y ni los excrementos de los perros, cuando vagabundeen por mis descalzos.



Enigma


Cuando te miro,
sin fijarme en la profundidad
de la expresividad de tus manos.
Perdura permanentemente,
un desgarro rebelde en mi inconsciencia.

Porque tú, panal de miel,
me haces sentir los sentidos,
que subsisten en las telarañas,
de las nebulosas de mis enigmas.



Valle


La muerte nos reclama,

de esta vida de mármol.

Valle, sin alambre de espino.

Valle,

todo el perímetro de los caídos.




Soledad


Mientras permanecía en la estación,
esperando a la mujer que llegaba.

El vagón de mi soledad
arribó cargado de nostalgias.

Ella vestida de blasfemia,
se presentó ante mí.

Y me llevó del brazo
al infierno de los pensamientos.




Noche abierta


Tengo la noche abierta.

Y el somier de mi cama llora.


Descansa, la paz de mi alba.


Descansa,

amor,

descansa.





Compañera


Tengo y no tengo
perdida la mirada.
Compañera, la mirada.

En la cumbre de una montaña
y en el azul de los cielos.

Existes viva, compañera,
y yo muero por lo que tengo.





Tortura


Gritos desde las celdas,
calor asfixiante en el almanaque,
al traspasar el umbral de la libertad,
en un tórrido recorrido,
con las aguas fecales agitándose
por el rancio hedor reglamentado.

Las moscas picotean
y los reos gritan furiosos,
al percibir los códigos
de inhumanas opresiones,
provocadas por impecables uniformes
con gorras de platos, porras,
grilletes, pistolas y guantes blancos,
en cárceles de exterminios
y en calabozos democráticos.




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Y si todo está distante,
todo está lejano.

Todo, más que un todo,
se presentó ante mi,
en lo gris de una noche de otoño.

Y todo ya, tan cercano;
todos los recuerdos.

Todo.


José Salguero Duarte




---------Cuaderno Segundo



I



Soñaba en mis recuerdos,
que las verdes viñas,
de las calles y plazas de mi pueblo,
me acogerían sin traumas tras el exilio.

Sólo fue un espejismo,
las oscuras golondrinas,
aún asisten a las corridas
con mantillas, peinetas,
el rosario en la mano derecha
y sin abanico la izquierda.



II


Todos los que emigraron
antes, durante y después de las corridas,
desean regresar y no pueden.

Europa es progreso
y desde Despañaperros hacia África.

Subdesarrollo.


III


Mientras las margaritas sociales

no florezca en la faz de la democracia.


Andalucía, no me esperes,

marchito vivo, en tumbas extranjeras.



IV


Me exilió la pobreza,

¡qué triste mi acontecer!


Llegué a una nación,

peor que donde nací.



V


La esencia de mis paredes,

son impías y transparentes.


Las olas de la mar penetran,

sin dañar mis cimientos y pilares.




VI



Los niños gritan asustados,

al oír rugir las sirenas.


Los guardias vagan por las calles,

portando fusiles y metralletas.


VII


El ganado pasta en los bares

y en los surcos de la hipocresía,

cuando suenan las campanas de la iglesia

y acuden en manadas.



VIII


Me siento exhausto,

al no haber prostituidos

mis valores morales y sociales,

en monarquías parlamentarias,

déspotas y arbitrarias.



IX


Dilapidaron el caudal tricolor,

bebiéndoselo sorbo a sorbo

la guerra y su herederos.



X


Una fotografía de mi madre,

preside el cabezal de mi cama.


De cuando yo me encontraba,

desnudo en sus entrañas.



XI


A mil leguas de distancias,

escuchaba sus ladridos.


Los perros acechaban

y los guardias alertas.



XII


Desnuda se encuentra,

retozando por el árbol.


Una manzana podrida

y un sorgo de agua fresca.



XIII


Cuando el amor arriba en nuestras orillas,

las olas dulcifican nuestras diferencias

y alejan las borrascas.




XIV


Haz valer el presente,

a través de tu pasado.


El futuro está por llegar,

con lenguas perversas

y uñas afiladas.




XV


Sangre azul,

monarquías descafeinadas.


Bribones con fortunas

y sus democracias tiemblan.





XVI


Fantasmas mariposeando;
senderos opacos.

Balbucean los muertos vivos,
se resquebrajan los poemas.

Ciclista atropellado,
tragedia en el camino.

Ausencia de principios,
de El Ferrol, el Caudillo.





XVII


No necesito salvoconducto
para circular por los cielos.

Chimeneas de las fábricas,
la Bahía de Algeciras
vomita cánceres.





XVIII


Se quedó sin betún

el limpiabotas del pueblo.


Llora niña, llora.

con tus labios abiertos.





XIX

Yaces, yaciendo,

tan viva como siempre.


Vives, viviendo,

tan muerta como nunca.






XX


El monarca escribía

sin márgenes su reinado.


Agravándose el dolor,

al salpicar la pared,

con sangre azul de su tinta.





XXI


Un espejo sin cristal

la confundió de inmediato.


Al percatarse que su sombra,

le disparaba a la nuca.






XXII


No veía el horizonte

cuando me tendió su mano.


Los militares de cacería

y sus perros con cataratas.






XXIII



No sé, si me has querido.

No sé, por qué será.

Esta desazón mía.

Me agota, sin frenar.




XXIV



Me volveré a embriagar,

de tu almohada en tinieblas.


Si vuelvo a despertar,

en la sonrisa de tus maldades.






XXV



Las albarcas de los carros.

Los bueyes sin alforjas.

El pañuelo del presidente.

Un toro bravo, muge en España.






XXVI


Historiadores, literatos,

y pintores de libros.

Máscara de hojalata.

Palabras y Versos.

Gazapos a pie de foto.

Acuden bajo palio.

Fértil lluvia de honores.

Sepultan a los poemas.

Moribundos escribanos.

Versos que exclaman.

Injustas batallas.

Libertina amistad.

Le impondrá una medalla.

Poetas del régimen.






XXVII


Me revelo,

al explorar las miserias

de los burócratas poetas,

al no dar la talla

diciendo sin decir


Abono político.

Cardos borriqueros

Perfumen mal oliente.

La población muere.







XXVIII


Calle ancha,

ancha calle.


Desierta de noche,

poblada de día.


Centro de mi pueblo,

parroquia de mi centro,

donde los gallos cantan

y las gallinas descansan.






XXIX



Si bebes en mi fuente

y te quedas con sed,

vuelves a beber,

hasta que te sacies.







XXX


Si mi vida se apaga,

que me inyecten sangre roja,

en transfusiones poéticas.




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Viajé por los versos y poemas de tus páginas,
sintiéndome cómodo en cada instante,
al contemplar alrededor de una lumbre,
los atardeceres de playas salvajes.



José Salguero Duarte




-------------Cuaderno Tercero





El silencio


Muchos años de inviernos.

Muchas lunas inciertas.

Muchos ciclos dobles.

Sin palabras fehacientes.

Soportando las mortajas.

Sin hacer justicia a los muertos.

Ajusticiados en las cunetas.

De frente o por la espalda.

Con las manos atadas.

Arrodillados.


Y cuando habla la sinrazón del pasado.

El presente enmudece.

Al imponerse el silencio.



Manifiesto


Antes de llegar a ti,
lo medité despacio,
mientras las tropas del régimen
desfilaban por la bélica avenida
con sus fuerzas armadas,
tras los ejercicios de tiro
realizados con munición real
contra siluetas sollozantes.

Y lloré al ser incapaz
de aceptar tu mirada,
después de firmar un manifiesto,
contra lo que husmee
aniquilaciones, exterminios y guerras.



Madre


La sangre roja, madre.



Encauzada,
por la anchura de la mar,
abre el amor disipado,
en la locura a lomos
de entupidos poderosos.

Cuando se les inyecta
gota a gota y sin dejar de gotear,
para reemplazar la casta aguada
de sus vetas.



Granza


Las vistas en un nuevo día
permanecían obstruidas.

Y el dulzor de la granza del recuerdo,
suena a nostalgia con esquirlas manchadas.

Penetrando el ronquido de los pájaros,
por los cantos crecientes de las tapias.

Y las hileras desvaneciéndose.

Rota, retumbaban las trincheras
en las cuatro estaciones dominadas,
por la base militar impuesta.

Y lloran las marismas, por el bombardeo constante
a la blanca paloma o paloma blanca de Alberti,
con la rama de olivo en el pico,
volando por las salinas de La Pepa.



En mis recuerdos

A las víctimas del 11-M


Desnudo, ante tanto dolor durante años,
me aferro a los olfatos de la vida,
alzando la voz contra los absolutistas,
rompiendo el silencio con mi sombra,
al brotar la barbarie terrorista
en esa tremenda efeméride,
la que ojala no hubiera
existido en mi diario,
porque al mirar las manecillas,
ya no marcan las horas.

Estruendos inhumanos en mis oídos,
fecha del sangriento holocausto.

Primavera azotada por dogmas,
en una mañana turbada,
donde más allá de la muerte,
defecan los asesinos,
con sus fragmentos de sarna.

Y el mundo se estremece,
apropiándose el pánico de la luz,
mientras los manejos políticos
oscurecen cada aniversario,
de este sangrante exterminio.

Descanse en paz, las víctimas.



Senda helada


Todo ocurrió sin haber ocurrido nada,
en el encuentro invisible del espejo,
al flotar sus rostros reflejados en el agua,
en el primer sorbo más allá de la sed.
Cuando un pájaro burlándose de los susurros,
remontó el vuelo hasta la lejanía del mañana,
al no encontrar la dama soñada para su nido.
Y tú contemplaba su reglado planear
confundiéndote en la helada senda,
no llegando a su encuentro en la plaza,
al hervir las púas de sus cactus
agrupados en la sombra de la noche,
mientras permanecías desnuda en la tierra,
suspirando por el polen que te cubra.



Corral


Cantaban los gallos al alba,
cuando un día amaneció de nuevo,
y ellas balaban ante mi espíritu,
nada más traspasar la luz,
la descolgada puerta de madera.

El perro pastor, en su festín mañanero.
y el cordón umbilical de la infanta,
lo quemé en una hoguera que prendí sin leña.

Templo de piedra y adobe con mil rostros,
protegidos con mantos de telarañas,
desprendiendo olor a boque viejo
y a los calostros de las parideras.

El zurrón y las alforjas los colgué en el techo,
en un largo invierno de fríos y escarchas,
con el rocío sangrando en la niebla
y la nieve cuajando en mis labios.

La muerte se detuvo en dos ovejas
sin calor, decaídas y ciegas.
¡Maldita seas!, terrón de sal,
al no salarlas como ellas exclamaban,
marchándoseles la vida, en mí corral del pueblo.




Fuente de Muro



Fuente romana de Muro,
cerca del puente de piedra,
bajo la arboleda,
celtas cortos, peninsulares, godos,
tabaco de picadura y los bisontes sin boquillas.

Tableta de chocolate, el librillo,
la cruz de una cristiana
y la sonrisa de una romana.

Calderetas, caracoles y chuletillas al sarmiento,
chorizos de matanza en el chusco,
el mechero, la navaja, las cuerdas
y los chorretones por la cara.

Bancos de piedra, las parrillas, las botas de vino,
las garrafas, la tarta, el cortado, el completo,
las cadenas de anís sin el mono y el brandy
del toro de lidia bebido por las bravas.

Fuente de Muro, ¡cuántos recuerdos!
Los rayos rasgaron tus ramas
y de tu manantial bebí tus aguas.

Fuente de Muro. Virgen del Rosario.





Brujas


La brujas del Madero,
las de Conejares,
las de Muro,
las del Moncayo,
las de Matalebreras,
las de Ágreda,
las de la Cueva del Becerro,
las de Ólvega,
las de Soria,
las del Duero,
las del río de la Miel,
las del Ebro,
las de Algeciras,
las de España
y las de Añavieja.

No sé cuál de ellas será más bruja,
cuando anidan en pajares y
en corrales moribundos
con su escobas y alfombras.
Con sus dientes picados y
su lenguas de mil cuchillos
poniendo de vuelta y media al más pintado,
sin percatarse de la pus de sus mugres,
cuando revolotean por el ambiente,
a pesar de que le dan de lado, l
o mismo que al laurel en los guisos.

Bruja, más que bruja, fea, hechicera,
esperpento, piltrafa, escoria,
despojo y retazos de brujas.



Urraca


Las heridas de la taxidermia de mi ocaso,
no se solidificaron en mis días,
al no permitirle el acceso,
al jardín de mis recuerdos sonoros.

Y al caer la luz de lo incierto,
más allá del ritmo de las pulsaciones,
se encuentra ladrando en la puerta,
para evitar con sus amenazas,
que mis semillas florezcan.

Crepúsculo esqueleto del castillo,
visitado por la cacatúa del convento,
después de que la madre superiora,
le extrajera la muela picada a la urraca.
Vomitando la miel de sus años,
al pegar coces sus rebuznos.



Arenas movedizas


Amapola de lirios perfumados,
a la espera de jirones de los truenos,
revelándose los sepulcros en el infierno.

Bajo la mórbida luz de los harapos,
sueñan los misterios de las noches,
ante los ojos surcados en el abismo,
sin dejar gritar a los fantasmas.

La hondura de mis arenas movedizas,
la dejé en el armario de tu boca,
con el laúd sin hacerlo sonar,
cuando el sol se despedazaba,
por la sala de espera del radiólogo.



La pregonera

A Basilia Hernández



Me cuesta un mundo escribir estos versos,
a mil kilómetros de distancia,
dedicados a una excelente abuela,
cuando se encuentra cansada y enferma,
al apagársele la luz de sus años,
a orillas de la plaza de La Inmaculada,
del barrio obrero de San José Artesano de Logroño.

Hizo sonar su gaita en Muro (Soria),
los lunes, martes o en cualquier otro
día de semana, pregonando la
llegada a la plaza del pescadero,
del carnicero o el lechero.

Y desde el sur de Andalucía,
con lágrimas en los ojos,
dejo escrito solemnemente,
que la recordaré hasta mi último viaje,
porque me trató mejor que a sus hijos,
y regó con su humanidad y ternura,
el crecer de mis hijas Raquel y Andrea.





Uniforme


Elevan el uniforme
al ordeno y mando,
con la defensa en la cintura
y la cartuchera en la otra
en las dictaduras.

El reo, exclamó al cielo,
cuando la fina agua le ahoga
y el guardián lo introduce en la celda.

Incertidumbre tras la cancela,
vaivenes en mi mente,
noches de insomnios
y tijeras cortando el silencio.

Guardianes uno tras otros,
oficina de denuncia
más allá de los respetos,
desde que el centinela de puerta
solicita el salvoconducto.

Alambres de espinos,
escenas mortuorias,
sótanos humedecidos,
bofetadas, gritos y miedos.

Al suelo.





Trincheras


Viajaba de trinchera en trinchera
con el rumbo perdido,
hostigando mis brazadas una gaviota,
siendo un pensar que me atormentaba,
al haber realizado esa travesía,
abriendo en canales los tumbos,
cuando mis fundamentos se deslizaban
por las aguas vivas de las sirenas.

Y allá a lo lejos,
comenzaron a bullir,
los charoles fracasados
del bando alimentado
con la pólvora de la ira.

Y tanto en la estación de partida,
como en la de llegada,
tras el cruento combate,
ninguna autoridad,
civil o militar rindió honores,
al haberse cancelado
los actos oficiales previstos.

Encontrándose solitarios los andenes,
a las cinco de la madrugada,
cuando los enfermos permanecían
encamados en parihuelas
y las ambulancias destellaban,
luces atestadas de trilita.
Y al oír gritar en lo oscuro,
el sudor jadeó cabellos encharcados,
siendo alumbrados
por linternas de mil colores,
sentenciándome las carabinas
en lo estéril del momento.

Dándome tiempo,
en esos momentos de pausas
en el cambio de turno,
a componer con mis miedos
un pentagrama musical,
sonando los bajos a contratiempo.

Pero los huesos moribundos
con barbas sin afeitar,
que permanecían alerta
sobre mis movimientos en la fosa,
robaron las reliquias de mi libertad,
imponiendo el compás con las armas.



Os dejo

A la memoria de mí más que amigo,
Juan Martínez Andújar
“Caballero de la libertad”



Os dejo.

Derrotados por los del frente,
con vuestra puesta de sol agonizando,
en la metamorfosis de vuestro mensaje,
al no acordaros de las injusticias,
y sin que reparen el daño ocasionado.

Os dejo.

Con la memoria histórica humillada,
al haber aceptado un mendrugo,
y un caño de agua turbia,
para saciar vuestra sed y vuestra hambruna.


Os dejo.

Cuando la sombra de vuestras lágrimas,
ya no manan de las huellas del pasado,
en este atardecer de libertades rotas,
sin que hayáis recapacitados,
sobre el halo de vuestros muertos,
en el terreno pantanoso donde habitáis,
junto a depredadores ambiciosos,
los que años atrás destruyeron vuestra claridad,
y ahora os embaucan con sus audacias.


Os dejo.

Porque he de proseguir el camino,
con mi paz y mi sino en solitario,
para unirme a mí más que amigo,
Al que encontraré en su último exilio,
sin haber cambiado de rumbo,
desde su alba en Cabo de Gata
y hasta su ocaso en Algeciras;
abriendo caminos durante su
centenaria trayectoria,
en cárceles macabras,
y en campos de exterminios.

Os dejo.

Porque, después de que hayáis recogidos las migajas,
las campanas de la Iglesia tocaran,
no por los que lucharon como él,
sino por vuestras miserias.

Os dejo.

Pero antes de partir,
os diré con suspiros de esperanzas,
sin alzar la voz, pero con firmeza:
¡Salud y república!
Compañeros.

¡Salud y república!,
desde nuestra realidad nacional.




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---------EL AUTOR



José Salguero Duarte
Escritor-poeta-pintor

Cursó el Bachillerato. Estudió Solfeo en el Conservatorio
Manuel de Falla de Cádiz. Realizó cursos de Derecho Procesal; Penal; Civil; Constitucional; Ley Enjuiciamiento Criminal…
Pregonero de la Feria de Abril de 2006 del Ateneo Popular de Sevilla, ofrecido en el Ámbito Cultural del Corte Inglés.
Investigador, debidamente acreditado por el Ministerio de Cultura.
Director de la revista socio cultural de la Sociedad Casino de Algeciras.
Ex director gráfico de la revista Alamares
Ejerce el periodismo independiente y su pluma aparece en el Diario Independiente del Campo de Gibraltar El Faro Información del Grupo Información (Tribuna de opinión, entrevistas, reportajes…); en revistas culturales de la zona y en medio centenar de foros en Internet.
Miembro fundador del Ateneo Republicano del Campo de Gibraltar con sede en Algeciras.
Gran aficionado a la fotografía original sin montajes y ni trucajes.

Conferencias

Ha impartido conferencias sobre la vida y obra de Blas Infante “Padre de la Patria Andaluza”, Antonio Machado, Pablo Ruiz Picasso, Historia de Algeciras, Almanzor, Estatuto de Autonomía de Andalucía, Constitucionalismo Español… Y ha intervenido en recitales poéticos, tertulias taurinas...


Cursos


Ha asistido a congresos y cursos: Arte del Flamenco, Curso de Verano Universidad de Cádiz en San Roque, Andalucismo Histórico (Sevilla, Ronda y en Carmona), Mundo del toro bravo. Congreso Histórico sobre Almanzor. Primer Otoño Taurino de la Villa de Los Barrios, Cursos de Tauromaquia Ciudad de San Roque, Congreso sobre la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906-2006…

Exposiciones de pinturas

En el año 2007, debutó como pintor en la Feria Ruta del Toro de la Villa de Los Barrios (Cádiz), donde expuso medio centenar de cuadros al óleo, siendo visitada la muestra, según la organización, por unas veinte mil personas.
En el mes de junio expuso en la Sociedad Casino de Algeciras (Cádiz).
En el mes de octubre en el IV Curso de Tauromaquia “Ciudad de San Roque”.
Colectivamente colgó sus pinturas en el año de su debut, en dos ocasiones en la Sociedad Casino de Algeciras, así como en las casetas oficiales de la Ferial Real del Casino y Peña Miguelín y, en el XIX Encuentro de artistas plásticos del Campo de Gibraltar, en la Galería Municipal “Manolo Arlés” del 12 al 28 de julio 2007.
En febrero de 2008, expuso individualmente en el Salón de actos del IES Saínz de Andino de Alcalá de los Gazules (Cádiz), con motivo de celebrarse el VIII Ciclo Cultural Taurino Peña Ruta del Toro.



Libros Publicados


---Año2002

-Almanzor “Un Especial Universal” -Relativo a la vida y obra del dictador de al-Andalus. Consta de 258 páginas y de numerosas fotografías realizadas por el autor.

---Año2003

-Desde la otra orilla
-Compuesto de ensayos, entrevistas y reportajes desde la otra orilla a los poderes establecidos. De 400 páginas y fotografías realizadas por el autor.

---Año2004

-Arte y Lamentos Taurinos
-Tauromaquia del Campo de Gibraltar (Cádiz), temporadas 2003 y 2004. Consta de 448 páginas y unas 500 ilustraciones realizadas por el autor.

---Año2005

-Cuando Respira el mar-Poemario de setenta y cinco poemas. Consta de tres partes: Cuaderno del Rinconcillo; Amanecer en Punta Carnero y Aguas revueltas, con ilustraciones realizadas por el autor.

-Puerta de son y sombras
-Tauromaquia Campo de Gibraltar (Cádiz), temporadas 2004 y 2005. Consta de 448 páginas y unas 800 ilustraciones realizadas por el autor.

---Año 2006

-Conferencia Internacional de Algeciras y actos del Centenario 1906-2006
-Reparto del norte de África llevado a cabo por las grandes potencias mundiales en la referida conferencia. Consta de 304 páginas y unos 304 documentos e ilustraciones fotográficas de los eventos realizadas por el autor.

-Setenta y Cinco Lunas
-Poemario de 96 páginas con 25 ilustraciones realizadas por el autor, con motivo del setenta y cinco aniversario de la proclamación de la Segunda República. Dividido en tres partes: Flores y guerra, Juan Martínez Andújar y Voces del Pueblo.


---Año 2007

-Un poema de amor y treinta artículos de opinión.--Selección de treinta de las tribunas publicadas semanalmente en el Diario independiente El Faro Información, en el periodo comprendido entre el 20-11-2003 al 27-09-2007.

---Año 2008

-Muro
--Poemario compuesto por tres cuadernos con un total de 77 poemas, 13 ilustraciones y 120 páginas. Con poemas dedicados a Muro /Soria/. Y, a los otros muros y paredones de…


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Este libro se terminó de imprimir
a finales de marzo de 2008



Casa de Muro (Soria), del poeta José Salguero Duarte


El poeta José Salguero Duarte ante su casa de Muro (Soria)