Gatos y sus gatadas
“Al gato ‘montés’, en España, le han
dedicado un pasodoble, que es interpretado por bandas de música en paradas
militares…”
José Salguero
Duarte
Domingo, 29 de noviembre 2015
Casi todos los días
observo a una señora de cierta edad, poniéndole agua y comida a las camadas de
gatos que se encuentran de ocupas en un local abandonado. Dicha estampa me
conmueve, porque generalmente la categoría de un pueblo depende, según Mahatma
Gandhi, de cómo trata sus ciudadanos a los animales. Y esa señora, sin duda
alguna para mí, es una persona con una sensibilidad que cala hondo. Por lo
tanto, no tengo intención alguna, de buscarle los tres pies a los mininos que
ella cuida. Ni tampoco me voy a referir a los gatos que son utilizados para
ejercer presión o para elevar un vehículo para cambiar una rueda tras un
pinchazo. Pero menos, el utilizado para reventar una puerta para desvalijar una
casa, al estar en desuso ese artilugio.
Pero sí me referiré a los
felinos que expelen su tifus por cualquier rincón, recayendo sus hedientas
partículas sobre el pueblo honrado, trabajador y contribuyente, como
consecuencias de la política carroñera desarrollada. Siendo más que probable
que, todos esos gatos, deban llevar en sus tripas enormes cantidades de gatitos,
a pesar de la estampa bonachona que exteriorizan. Por ello, cuidan las formas
llevando regímenes elaborados específicamente para ellos, con las que obtienen
las dosis vitamínicas necesarias, para proseguir perteneciendo a las gatadas de
sus estirpes.
Algunos gatos de
compañía de esos gatos realizan, además, funciones como la del gato de azoteas,
el que a pesar de ser flaco y desmejorado, utiliza todo su poder para aumentar
las construcciones. Y, de esa forma, a pesar de que enaltece la extrema miseria
de sus obras, son espejo o modelo para sus catervas de coetáneos y afiliados...
Otro de los gatos que
me llama poderosamente la atención, es el gato ‘montés’, al ser una criatura
dotada con unas cualidades más que portentosas para la caza. Por ello, hasta le
han dedicado en España un pasodoble, que es interpretado por las bandas de
música en determinadas paradas militares y en cosos taurinos. Siendo utilizado
en Inglaterra para la caza del zorro y para acorralarlos en sus guaridas de los
montes y parajes. Devaluándose, acto seguido, los terrenos correspondientes a
través de una campaña sigilosa con el orín de sus poderes mediáticos.
Expropiándose, posteriormente, a los inquilinos con planes poco urbanísticos,
con objeto de construir, por el bien económico y turístico nacional, sus
gateras al precio que sea, con campos de golf y zonas verdes, aunque escasee el
agua.
Creo, que gato que no
maúlla no pilla cacho. Siendo una práctica de ciertos gatos al olfatear a las
gatas en celo, sobre todo, al acercarse las elecciones. Porque al tener que
competir con otros gatos, no cualquiera se lleva a las gatas al huerto, sino
los gatos más poderosos del régimen. Pero necesitarán fieles correos propagandísticos y de otras índoles, para
llevar a buen puerto los gatitos hechos. Para ello, a veces, utilizarán al gato
galera, que será el encargado de poner a buen recaudo lo recaudado para la
financiación de sus camadas. Aunque, deberán extremar las medidas de seguridad
para no dejar huellas, porque le pueden echar gatos a las barbas. Aunque, se
defenderán como gatos panza arriba, para salir indemnes del trance.
Hasta hace bien poco,
estimado lector, estos gatos se han llevado a las gatas y gatos del poblacho al
agua. Pero algo está cambiando en sus reinos gatunos, porque estos gatos con
dudoso proceder, andan con el rabo entre las patas, al percatarse que más
pronto que tarde, se les acercará un gatero para ponerles un lazo al cuello.
Por eso, estos gatos, están siempre vigilantes y no se fían ni de los de su
misma facción, porque a veces, más sabe el ratón que el gato, ya que no por ser
más poderoso se es más astuto.
Consecuentemente, hay
que evitar que esos malignos gatos de cualquier simbología o pelaje, sigan
dándonos gato por liebre. Porque son poseedores de instintos básicos
extremadamente viles. Siendo inexcusable, para la gente de bien, extinguir lo
antes posible a estas especies de gatos, al haber hecho, desde su cultura
gatuna, mucho daño a la humanidad.