miércoles, 21 de enero de 2015

Nubes y claros (poemas)


 
 
Nubes y claros

 
“Quiero decirte por último, / bribón o bestia, / hiel o bilis, / de corrientes de miserias, / que tarde o temprano, / te llegará lo merecido,
/ con arreglo a lo sembrado”

 

José Salguero Duarte
Lunes, 19 de enero 2015.

 

 

XXXI

 

Suena que suena, suena, 

suenan que siguen sonando,

las campanas de la paz,

convocándonos  a sus cánticos.

Manojito de claveles,

muñones de cirios y nardos.

 

XXXII 

 

Brilla el sol en el pentagrama,

de la gran partitura de fusas.

Calmante vitaminado,

amansando hasta a las alimañas.

Instrumentos de cuerda, percusión o viento

con sus sonidos graves o agudos,

de la gran orquesta universal,

interpretando la declaración,

de lo divino y humano.

 

XXXIII

 

Composición humanista,

articulada con sus puntos y comas,

distribuida por todo el universo,

para orientar a sus habitantes,

en lo esencial y justo.

        

XXXIV

 

Noches de luna llena.

Noches de fina escarcha.

Noches de moradas sin techos.

Noches al final de los muros,

donde no perciben los aromas,

pero sí a las alimañas,

de un lado hacia el otro,

con el rostro cubierto,

con su negro luto.

 

XXXV

 

Vinos tintos o claros.

Vinos de las cepas y parras.

Vinos de barricas de roble,

adquiriendo su solera y grados.

Bebido sorbo a sorbo,

el sabor afrutado,

de las garnachas y tempranillos,

vendimiadas a su tiempo,

con calor o frio.

 

XXXVI

 

Copa de vertientes rocosas;

con sus acantilados, ríos y afluentes.

Copa de las cimas.

Copa de cinc o cobre.

Copa en los calvarios.

Copa de persecuciones y torturas.

        

XXXVII

 

Manos artesanales nobles,

moldeando arcilla  y fango.

Botijos para el agua.

Ceniceros para la muerte.

Vasijas para el aceite.

Cuencos, alcancías y ollas.

 

XXXVIII


Líneas rectas o curvas.

Dibujo en blanco y negro.

Retratista de ancho bigote,

sin carretes en su cámara,

en el cuarto oscuro,

sobre su cordel mugroso,

de imágenes sin lustre.

 

XXXIX

 

Cuatro estaciones del año,

con la alborada de sus días,

y el ocaso de sus noches,

con los soplos de vida o muerte,

ramificando las sombras de sus vertientes.

 

XL

 

Vidrieras con cascadas sonoras.

Remolinos de inconsciencias.

Torbellinos de opulencias.

Campos con sus sequías y grietas,

sufriendo mortajas polvorosas,

de arbitrios sumarísimos,

temblando los arados,

con su resplandor y auras.

 

XLI

 

¡Cuántas tumbas en las cunetas!

¡Cuántas esperanzas truncadas!

No aliviándome el llanto,

ni con el sonido de un piano.

 

XLII

 

¿La tengo o no la tengo?, compañera,

tras la dura travesía,

sorteando rayo a rayo,

los nubarrones  a mi paso,

avinagrándose la miel de la tierra,

por cuerpos sin almas.

 

XLIII

 

Nubes y claros en mis días.

El amor se me marchita.

El cuerpo se me debilita.

La sociedad me señala,

hundiéndoseme los fundamentos,

en los lodos de las castas.

 

XLIV

 

Deseo elevarme como el águila,

sin que lo impida la intolerancia.

Pájaro de libres sueños.

Sueño con libres vuelos.

Vientos de Levante y Poniente.

Vientos a estribor o a babor.

Vientos arreciando turbulencias,

sobre el incierto presente,

donde desfilan los pájaros,

mudando sus alas.

        

XLV

 

Lobos hostigando a los débiles.

Aullidos en las  pugnas.

Torrentes de tristezas.

Tabernero corpulento y grueso,

con los pliegues de su guardapolvo,

ardiendo su encarnado cuerpo.

 

XLVI

        

Tu mano y la mía,

o la mía y la tuya,

remando al unísono,

hasta que eclosione la brisa,

de nuestras rosas y claveles,

embriagándonos la fragancia,

del néctar de las estrellas.

 

XLVII

 

La muerte los asecha,

nubarrones en El Estrecho,

pateras a la derivas,

desintegrándose contra las olas.

 

XLVIII

 

No es amor la venta de armas.

No es justo las guerras.

Es cruel la injusticia,

grotesca la mentira,

e injusta la distribución de la riqueza.

 

XLIX

 

Estalla la hambruna,

huele a pólvora,

ruido de metralletas.

 

L

 

Mucha sangre derramada.

Las suyas, las vuestras, y las mías;

al saltar las vallas,

o arribando los náufragos.

 

LI

 

No soy el mundo,

ni la verdad,

ni el camino.

Soy luz de vida,

que se rebela contra los malditos,

con derrotes a derecha e izquierda,

no dejando espacio alguno,

para que huyan las fieras.

 

LII

 

Aspiro a que mi sino,

bulle igual que siempre,

para seguir afrontando,

con la tinta de mi estilográfica,

lo que me encuentre en el camino,

convirtiendo al enemigo en neutro.

        

LIII

 

Que se esparzan,

mis versos y poemas,

colándose por las rejas,

como los cantos de las trovas,

para que se conciencien,

los que empuñan el terror,

oprimiendo a los pueblos.

        

LIV

 

Quiero decirte por último;

bribón o bestia, hiel o bilis,

de corrientes de miserias;

que tarde o temprano,

te llegará lo merecido,

con arreglo a lo sembrado.

Sin embargo, 

las personas de bien,

a pesar de los martirios,

padecidos durante siglos,

gozarán en los paraísos.