Nubes
y claros
“Quiero decirte por último, / bribón o bestia, / hiel o
bilis, / de corrientes de miserias, / que tarde o temprano, / te llegará lo
merecido,
/ con arreglo a lo sembrado”
José Salguero Duarte
Lunes, 19 de enero 2015.
XXXI
Suena
que suena, suena,
suenan
que siguen sonando,
las
campanas de la paz,
convocándonos a sus cánticos.
Manojito
de claveles,
muñones
de cirios y nardos.
XXXII
Brilla
el sol en el pentagrama,
de
la gran partitura de fusas.
Calmante
vitaminado,
amansando
hasta a las alimañas.
Instrumentos
de cuerda, percusión o viento
con
sus sonidos graves o agudos,
de
la gran orquesta universal,
interpretando
la declaración,
de
lo divino y humano.
XXXIII
Composición
humanista,
articulada
con sus puntos y comas,
distribuida
por todo el universo,
para
orientar a sus habitantes,
en
lo esencial y justo.
XXXIV
Noches
de luna llena.
Noches
de fina escarcha.
Noches
de moradas sin techos.
Noches
al final de los muros,
donde
no perciben los aromas,
pero
sí a las alimañas,
de
un lado hacia el otro,
con
el rostro cubierto,
con
su negro luto.
XXXV
Vinos
tintos o claros.
Vinos
de las cepas y parras.
Vinos
de barricas de roble,
adquiriendo
su solera y grados.
Bebido
sorbo a sorbo,
el
sabor afrutado,
de
las garnachas y tempranillos,
vendimiadas
a su tiempo,
con
calor o frio.
XXXVI
Copa
de vertientes rocosas;
con
sus acantilados, ríos y afluentes.
Copa
de las cimas.
Copa
de cinc o cobre.
Copa
en los calvarios.
Copa
de persecuciones y torturas.
XXXVII
Manos
artesanales nobles,
moldeando
arcilla y fango.
Botijos
para el agua.
Ceniceros
para la muerte.
Vasijas
para el aceite.
Cuencos,
alcancías y ollas.
XXXVIII
Líneas
rectas o curvas.
Dibujo
en blanco y negro.
Retratista
de ancho bigote,
sin
carretes en su cámara,
en
el cuarto oscuro,
sobre
su cordel mugroso,
de
imágenes sin lustre.
XXXIX
Cuatro
estaciones del año,
con
la alborada de sus días,
y
el ocaso de sus noches,
con
los soplos de vida o muerte,
ramificando
las sombras de sus vertientes.
XL
Vidrieras
con cascadas sonoras.
Remolinos
de inconsciencias.
Torbellinos
de opulencias.
Campos
con sus sequías y grietas,
sufriendo
mortajas polvorosas,
de
arbitrios sumarísimos,
temblando
los arados,
con
su resplandor y auras.
XLI
¡Cuántas
tumbas en las cunetas!
¡Cuántas
esperanzas truncadas!
No
aliviándome el llanto,
ni
con el sonido de un piano.
XLII
¿La
tengo o no la tengo?, compañera,
tras
la dura travesía,
sorteando
rayo a rayo,
los
nubarrones a mi paso,
avinagrándose
la miel de la tierra,
por
cuerpos sin almas.
XLIII
Nubes
y claros en mis días.
El
amor se me marchita.
El
cuerpo se me debilita.
La
sociedad me señala,
hundiéndoseme
los fundamentos,
en
los lodos de las castas.
XLIV
Deseo
elevarme como el águila,
sin
que lo impida la intolerancia.
Pájaro
de libres sueños.
Sueño
con libres vuelos.
Vientos
de Levante y Poniente.
Vientos
a estribor o a babor.
Vientos
arreciando turbulencias,
sobre
el incierto presente,
donde
desfilan los pájaros,
mudando
sus alas.
XLV
Lobos
hostigando a los débiles.
Aullidos
en las pugnas.
Torrentes
de tristezas.
Tabernero
corpulento y grueso,
con
los pliegues de su guardapolvo,
ardiendo
su encarnado cuerpo.
XLVI
Tu
mano y la mía,
o
la mía y la tuya,
remando
al unísono,
hasta
que eclosione la brisa,
de
nuestras rosas y claveles,
embriagándonos
la fragancia,
del
néctar de las estrellas.
XLVII
La
muerte los asecha,
nubarrones
en El Estrecho,
pateras
a la derivas,
desintegrándose
contra las olas.
XLVIII
No
es amor la venta de armas.
No
es justo las guerras.
Es
cruel la injusticia,
grotesca
la mentira,
e
injusta la distribución de la riqueza.
XLIX
Estalla
la hambruna,
huele
a pólvora,
ruido
de metralletas.
L
Mucha
sangre derramada.
Las
suyas, las vuestras, y las mías;
al
saltar las vallas,
o
arribando los náufragos.
LI
No
soy el mundo,
ni
la verdad,
ni
el camino.
Soy
luz de vida,
que
se rebela contra los malditos,
con
derrotes a derecha e izquierda,
no
dejando espacio alguno,
para
que huyan las fieras.
LII
Aspiro
a que mi sino,
bulle
igual que siempre,
para
seguir afrontando,
con
la tinta de mi estilográfica,
lo
que me encuentre en el camino,
convirtiendo
al enemigo en neutro.
LIII
Que
se esparzan,
mis
versos y poemas,
colándose
por las rejas,
como
los cantos de las trovas,
para
que se conciencien,
los
que empuñan el terror,
oprimiendo
a los pueblos.
LIV
Quiero
decirte por último;
bribón
o bestia, hiel o bilis,
de
corrientes de miserias;
que
tarde o temprano,
te
llegará lo merecido,
con
arreglo a lo sembrado.
Sin
embargo,
las
personas de bien,
a
pesar de los martirios,
padecidos
durante siglos,
gozarán
en los paraísos.