El Tío Pericón, los políticos y las
fieras
José Salguero Duarte
Miércoles, 18 abril 2012
Desde
el punto de mira de mi estilográfica, apunto en negro sobre blanco hacia la
diana de ciertas circunstancias acaecidas recientemente en el discurrir
político, económico y social, de esta España cañí de panderetas, arroz con
leche y huevos duros encebollados, que hieden a putrefacto, más que la
emanación que desprende el purín de las zahúrdas.
Ya que, un día sí y el otro
también, me quedo atónico de cuando veo, leo o escucho, estando al borde de
sufrir un ataque de caspa. Por lo que
muchas veces tengo la necesidad de hacerle con un berbiquí, dos
orificios a la parte delantera de mis sombreros, para que se le aireen las
traviesas para no encabritarme.
Porque la presión con la que
tienen sometido al pueblo, no hay si existiera, ni un Dios que la aguante. Pero
hay que tener entereza ante tantas penurias, como la que tiene mí compare el Tío Pericón de la ‘Cañá
de los tomates' de Algeciras. Porque hace unos días, a pesar de tener a todos
los miembros de su familia en paro, sin percibir prestación económica alguna,
se explayaba conmigo; llegándome a decir “hasta en no comiendo José, llegamos a
fin de mes".
Respondiéndole, muchos ladrones
de guante blanco venidos a menos, no se zamparían en su situación ni una
marmita de caracoles boyunos, al estar acostumbrados a las babas de los
manjares y prebendas abastecidas por sus reatas. Y cuando pierden sus
influencias, lo que hacen es cocear más que su burra Tomasa, cuando es montada
por los machos encebollados sin estar en celo.
El Tío Pericón, que tiene la
quijada más desencajada y con menos sustancias que la del caballo del Quijote,
soltó una carcajada al oír lo anterior, escupiendo el cigarrillo que llevaba
pegado en las comisuras de sus labios, con tanta velocidad o más como corría el
yerno del Rey de España, Iñaki Urdangarin, al ser abordado por una periodista
en Washington, para ser preguntado por las presuntas causas rateras que se le
imputan.
Pienso, que el futuro para el
pueblo español está mucho más negro que para Urdangarin. Por lo tanto, debería
devolver todo lo presuntamente logrado con dinero de dudosa procedencia. Y de
acuerdo a la justa distribución de la riqueza y de la renta, le recortaba el
sueldo a él y, a Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario
Internacional, al haber declarado en prensa que “es un riesgo financiero que la
gente se muera más tarde".
Christine, por tu mare y la mía,
benditos sean los pechos que te amamantaron y las manos inocentes que te dieron
de comer cuando ni gateabas. Pero en tu madurez exteriorizas con esas presuntas
declaraciones que has hecho, que se te ha avinagrado la leche que mamaste.
¡Como se entere el Tío Pericón!,
que es probable que les recorten aún más las prestaciones económicas a los
mayores españoles. El día que coincida contigo, al no entender de leyes, no te
va a tirar un zapato como hizo un periodista iraquí con el tirano Busch, sino
que es posible que te unte la cara con una majá de humus de su burra Tomasa,
para que se te quede el cutis más hidratado que haciéndote un lifting.
Otro alto cargo que está apañado,
presuntamente, es el Secretario de
Estado de Administraciones Públicas Antonio Beteta, al declarar sobre los
trabajadores públicos, entre otras cosas, que deben “olvidarse del cafelito y
de leer el periódico".
Algo o mucho he querido entender
de sus palabras, pero dicho como lo ha hecho, ha provocado una gran polvareda,
teniendo a las pocas horas que disculparse. Porque los primeros que deben dar
ejemplo son muchos altos cargos y otros tantos políticos, al ser lamentable y
vergonzosa la imagen que capto de ellos dentro y fuera de entes oficiales o
privados, como es el caso del Congreso de los Diputados, con los escaños vacíos
en bastantes sesiones plenarias. Mostrando que trabajan menos que los Reyes
Magos, que lo hacen una vez al año.
Tal es la mala imagen que
transmiten, presuntamente, ciertos
diputados y senadores, hasta el punto, que días pasados el diputado nacional
por Almería del PSOE Luis López, presentó su dimisión, al no sentirse “útil ya
que no todo el mundo vale para todo". Llegando a declarar, entre otras
cosas más, que ha tenido “remordimientos", sintiéndose incomodo porque “lo
que hace falta a España es gente que sea útil y le sirva a los españoles para
salir de esta situación en la que estamos".