viernes, 13 de noviembre de 2009

El muro de Berlín y otros muros



José Salguero Duarte
Jueves 12-11-2009
http://salgueroduarte.artelista.com/



La caída del Muro de Berlín hace dos décadas, como bien conocen, provocó la unificación alemana y el inicio de una nueva era porque aquella noche del histórico 9 de noviembre de 1989, en la República Democrática Alemana, el fascismo comunista del Bloque del Este saltó por los aires, debido a que el sentido común se impuso a una política enfermiza y retrógrada, que tanto daño hizo a las conciencias humanas.

La población una vez más supo estar a la altura de las circunstancias, dando todo un ejemplo de civismo, a pesar de haber tenido prohibido durante 28 años, derechos fundamentales como la libertad, la justicia e igualdad.

Ese pueblo por fin se liberó de las enormes cadenas con las que lo tenían oprimido. Y al ser derribado ese muro de la vergüenza el pasear, hablar, transitar y el ser persona comenzó a hacerse con normalidad, sin ser controlado férreamente por los aparatos represores del sistema comunista. Imponiéndose el libre comercio al mercado negro, al hambre y a la miseria manejada por los tentáculos sanguinarios del fascista régimen socialista.

Esa revolución pacífica traspasó frontera, no habiéndose derramado gota alguna de sangre. Pero aún queda mucho por hacer, porque las desigualdades sociales son enormes, existiendo actualmente además dictaduras y muros sometiendo a los pueblos entre ellos los de Ceuta, Melilla, Israel y el de Estados Unidos con la frontera de México…

Pero, aún persisten también en sistemas democráticos otros muros invisibles o subterráneos tanto o más dañinos que los anteriores, en los que se practican abusos de poder, represión, censura, tortura, acoso y persecuciones contra la intelectualidad y la libertad de expresión e ideológica…

Por consiguiente, no miren más allá de sus ciudades o pueblos, porque cabe la posibilidad de que eso ocurra en el suyo. Y cuando salta a la opinión pública algún caso me exaspera enormemente.

Porque al ser un libre pensador, por día en vez de volverme más conservador y comedido como lo hace la inmensa mayoría, soy todo lo contrario al estar comprometido con la paz y el bienestar social de los pueblos.

Por lo tanto, no es de extrañar que muchos de ustedes a pesar de vuestra pasiva actitud se pregunten: ¡En manos de quién estamos! ¡Y de quién nos podemos fiar!

Yo, sin embargo, lo tengo claro al creer por imperativo legal, en los pilares fundamentales del sistema democrático español, que son los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.

Pero, si fallan como están fallando más que las escopetas de feria, espero y deseo por el bien de la convivencia, que la soberanía popular marque las directrices a seguir para regenerar la política, porque España se va al garete debido a las corruptelas y a los desatinos políticos existentes.

Estimada-o lector, la poesía a pesar de ser minoritaria ha jugado un papel fundamental contra las injusticias y atrocidades. No siendo extraño que la incultura borreguil por ignorancia, tache de atrevidos o de locos a los escasos poetas contestatarios y rebeldes como servidor de ustedes. Pero bendito sea mi atrevimiento y la locura mía, porque en mi hambre mando yo y de mi dignidad también.

Y, como debo ir finalizando esta tribuna, lo haré con el poema llamado Calle del Agua, que figura en mi nuevo poemario, que verá la luz en primavera, el que dice:

/Sentado sin reposar la culata,/en un bloque de hormigón y acero,/del rompeolas de mi bahía./Observé a lo lejos a un cayuco navegar sin rumbo,/por la Calle del Agua en el Estrecho./Y de repente, al brotarme la rebeldía contra los gobiernos,/grité con rabia a los vientos:/
--Dejad a esas nobles almas arribar,/para que sacien su sed en paz, libertad y armonía--./Dejadlas arribar y destruir las fronteras./