jueves, 1 de marzo de 2012

A la memoria de mi gran amigo Reyes Bénítez


A la memoria de mi gran amigo Reyes Benítez
























Por: José Salguero Duarte
Algeciras, 29 de febrero 2012




A las 16,00 horas del miércoles 29 de febrero, se me estremeció el alma al leer en www.algecirasalminuto.es, la luctuosa noticia del fallecimiento de mi gran amigo, el insigne algecireño Reyes Benítez.


Escribir o hablar de Reyes, es hacerlo de una grandísima persona llena de sensibilidad, esencia y aroma. Habiendo exteriorizado siempre Reyes su profundo respeto y amor por Algeciras, en las muchas conversaciones que mantuvimos en el Casino, en la cafetería Cabsy’s o en cualquier otro lugar donde quedábamos o coincidíamos.


Con la marcha de Reyes Benítez, estimado lector, Algeciras se queda huérfana de unos de sus hijos más distinguidos. Ya que fue un gran esposo, gran padre y un trabajador incansable. Habiendo hecho numerosísimas obras benéficas y de caridad, pero jamás aireó sus generosidades. Porque era un hombre respetuoso, prudente, educado, noble, misericordioso, bondadoso y bueno.


Y cuando han transcurrido varias horas desde que le hemos dado el último adiós en la iglesia Nuestra Señora de La Palma. Reyes Benítez se encuentra ya en los altares del más allá de esta vida, donde sólo tienen cabida las personas de bien.


Descansa en paz buen amigo.












La siguiente entrevista fue una de las varias que le hice a Reyes Benítez y comienza con la siguiente entradilla:


Reyes, es un especial algecireño. Persona querida, respetada y admirada, claro ejemplo de caballerosidad. Siendo merecedor de un reconocimiento oficial del pueblo que lo vio nacer. Porque es un auténtico pura cepa.


PREGUNTA-¿Recuerde brevemente su infancia?
RESPUESTA-Nací el 1 de enero de 1916. Vivíamos en la Villa Vieja y mi padre era un enamorado del corcho. Teníamos una fábrica detrás del Hotel Cristina cerca del Águila y después nos vinimos al Hotel Garrido. Estuve en dos o tres escuelas la última fue la de don Cayo que fue el mejor profesor que había en Algeciras, pero lo mataron en esas cosas tan malas que pasaron en la guerra.

P-¿A qué jugaban?
R-Me gustaba practicar todos los deportes entre ellos el fútbol y el tenis. Pero siendo un crío jugaba a los trompos, al palicache… Hoy los juegos son muy diferentes con motivo de la revolución electrónica y a los avances de la sociedad.


P-¿Cómo estaba la situación en Algeciras en su infancia y juventud?
R-Había poco trabajo y mucha hambre, no se encontraba nada para comer por culpa de la guerra. Existía una división por culpa del odio y nos llevó a la ruina…


P-¿Dónde aprendió a jugar al billar?
R-En el Circulo Mercantil que estaba en donde está el Edificio Plaza, que era donde se ruina una parte de Algeciras. Allí jugaba con Pepe García y con Antonio Castro que era músico del regimiento. También jugaba en el café de Juanito de la calle Ancha junto a la actual Librería Belmonte. Jugaba muy bien y tenía mis propios tacos y mis bolas, pero nunca jugué una partida apostando dinero.


P-¿Tanto le gustaba el billar como para irse en bicicleta hasta La Línea?
R-Me iba a ver a Ciriaco, a Becerra y a Alfredo que jugaban en el Andalus, que era un bar donde se reunían los artistas. Una vez vino Ciriaco a Algeciras y le preguntó a Juanito si conocía a uno que jugara bien. Me llamaron y él me dijo: “¿Cuánto nos apostamos?” Le contesté que ni un real. Empezamos y lo dejé de ir un poco pero después comencé a hacer carambolas y me dijo totalmente sorprendido: “¡No pensaba que jugaba usted tan bien!”.


P-¿Qué ha hecho para conservarse tan fenomenalmente a sus noventa y cinco años?
R-He trabajado mucho, pero he llevado una vida muy ordenada. Cuando se terminaba la tarea estaba en la huerta de la fábrica de corcho y pronto a la cama porque al otro día había que madrugar. Me conocía todo el mundo.

P-¿Su padre dio de comer a muchas familias?
R-En mi casa siempre había vecinos comiendo. En el Hotel Garrido hicimos allí dos huertos; uno daba a La Bajadilla y otro a lo alto del cerro donde se sembraban papas, habichuelas y de todas las cosas. Los que trabajaban en la fábrica se llevaban al terminar la faena algo para comer. Si llegaba alguien pidiendo mi padre lo sentaba en la mesa con nosotros.


P-¿Se hizo cargo de la fábrica?
R-Cuando murió mi padre me hice cargo de ella. Estuvimos dos o tres años toda la familia.

P-¿Cuántos años estuvo en Alemania?
R-Trabajé dos años en una fábrica de acero y me vine porque mi hermano “El Chato Mena”, me dijo que me viniera para que llevara yo una. Después me fui a Málaga con Jerónimo Bandrés a vender helados Frigo. Estuve ocho años hasta que me jubilé viniéndome de nuevo para Algeciras.

P-¿Desde cuándo conoce al maestro Paco de Lucía?
R-Su padre era muy amigo mío ya que vivíamos juntos. Paco cuando chico era un demonio tocando la guitarra y su hermano Pepe cantaba para rabiar. Todos los días su padre y yo nos íbamos por la mañana a la Acera de La Marina y tomábamos café.

P-Buena gente los Lucia
R-El padre era muy buena gente y por eso sacó a sus hijos adelante. Tenía las horas para que sus hijos estudiaran. Era un hombre que no daba un paso en falso porque era muy seguro. En esa familia son todos grandes artistas hechos por el padre.

P-El maestro en el concierto que ofreció en Jimena dijo: “A Reyes Benítez que fue el que me compró mi primera guitarra y le estaré eternamente agradecido”.
R-Fui a saludarlo a los camerinos y al verme que me iba me dijo que me quedara. De la guitarra no tenía que haber dicho nada, porque le dije al padre que eso se quedaba entre él, su hijo y yo.

P-¿Por qué le compró la guitarra?
R-Paco de Lucía tenía unos quince años y su padre me dijo un día, que se tenía que ir con un bailaor llamado “El Greco” a América y no tenía guitarra. Yo le dije que mandara a pedir una a Madrid del fabricante Domingo Esteso. Creo que me costó unas diez mil pesetas.


P-¿Qué ocurrió cuando regresaron?
R-Cuando volvieron lo hicieron por Gibraltar. Y fui con el padre de Paco a esperarlos y nos juntamos en La Línea con ‘El Chato Méndez’ que cantaba muy bien. ‘El Chato’ me dijo “Tito, yo quiero escuchar de cantar a Pepe”. Le contesté que buscara un sitio y nos fuimos a un bar de la calle Clavel. Pepe venía muy cansado del viaje pero ‘El Chato’ se puso a cantar para que se arrancara Pepe y allí pasamos un buen rato.

P-Cuénteme como surgió el irse el maestro Paco de Lucía a Madrid
R-Yo tenía un amigo que vivía en El Secano que se llamaba Juanito García que tenía mucha amistad con una familia de Madrid. Siempre le decía al padre de Paco de Lucía que a sus niños había que mandarlos para Madrid. Y allí los mandamos y grabaron el primer disco con el nombre de ‘Los Chiquitos de Algeciras’. Ellos me consideran como si fuera su segundo padre. Estaban siempre en la fábrica jugando con mis hijos.

P-¿También los llevó a Sevilla para que se sacaran el carné de artistas?
R-Eso fue antes de irse para América. El padre le dijo al Paco mientras esperábamos. “Mira Paquito, coge esa caja de cervezas que hay ahí vacía y ponte en el rincón mirando a la pared para calentar las manos”. Al momento empezaron a callarse todo el mundo. Cuando se examinaron, Pepe Pinto y los del tribunal se quedaron sorprendidos. Tanto es así, que después nos fuimos a la casa de Pepe Pinto en La Campana y allí en un sótano se hartaron de cantar y de tocar tanto Paco como Pepe todo lo que le pedían.

P-¿Por qué Paco de Lucía no tiene un museo en Algeciras?
R-Si hubiera nacido en otro lugar ya lo tendría, pero en Algeciras tiene Paco sus detractores por envidia. Ese niño nunca le ha hecho daño a nadie, siempre tiene la sonrisa en los labios.

P-Usted era también amigo del maestro Miguelín
R-A Miguelín lo conozco desde que era chico cuando iba al café de Juanito a ver de jugar al billar, no alcanzaba y se ponía a mirar y cuando terminábamos cogía el taco y se liaba a tacazos. Juanito salía corriendo detrás de él.

P-¿Cuándo fue la última vez que vio al maestro Miguelín?
R-Fui a verlo cuando estaba en la residencia. Toqué en la puerta y al verme le dijo a uno de sus hijos y me parece que fue al Curro: “Este hombre es uno de mis mejores amigos que yo tengo en Algeciras”. Miguelín era un hombre fuera de serie. En Algeciras todo el que ha salido ha marcado las diferencias. Pero siempre hubo dos bandos sin motivos y sin razón.

P-Reyes, la envidia es muy mala
R-Lo acabas de decir perfectamente. En Algeciras hay una camarilla que todo lo que sale y puede prosperar tratan de hundirlo. El padre de Paco de Lucía estaba luchando por sacar a sus hijos adelante, ¡menos mal que se los llevó a Madrid! La gente de La Línea es totalmente diferente a la de aquí.

P-¿Algeciras es cuna de artistas?
R-Había uno llamado Pepe Santiago, creo que era de Jerez y se vino siendo un crío a la calle Tarifa, donde su padre tenía un bar. Siempre estaba tocando la guitarra y lo hacía muy bien. Un día vinieron para que le tocara a Vallejo que era el número uno. Cuando también venía Valderrama y otros cantaores que traían de guitarrista al ‘Niño Ricardo’, allí los dos en un reservado que había en el bar liaban la grande tocando la guitarra.

P-¿Tan buen guitarrista era Pepe Santiago?
R-Tanto es así que un día le dijo el ‘Niño Ricardo’ a Pepe Santiago: “Todo el mundo dice que yo soy el mejor, pero ya quisiera tener las manos que tienes tú”. Pepe Santiago era maravilloso con la guitarra y fue el padrino de Pepe de Lucia. Tenía un aire muy bonito tocando, un aire que es exclusivo de los buenos guitarristas de Algeciras. A Paco de Lucia le brota a borbotones ese aire. Pero si Paco es un excelente guitarrista, mejor es aún como persona.















José Salguero Duarte en una de sus exposiciones de pinturas en el Casino de Algeciras con  su gran amigo Reyes Benítez






Antonio 'Parra', Pepe Salguero Duarte, Reyes Benítez y Juan Núñez