Caminar del pueblo andaluz
José Salguero Duarte
Jueves, 12 abril 2012
A
través de mis tribunas de opinión, me he desnudado totalmente ante mis
lectores, desde que comenzara a expresar
mi sentir y pensar de todo cuanto me rodea, en los distintos medios de
comunicación donde he colaborado y colaboro a nivel local, autonómico, estatal
español e internacional.
Creyendo,
que una persona que se dedica a escribir debe estar presente, siempre que le
sea posible, en el núcleo o fuente donde se produzca la noticia, para después
poder plasmar o escribir sus crónicas, poemas
o cuadros a través de lo que capte y no de lo que cuenten otros.
Por
lo tanto, escribo de los temas que expongo desde mis adentros, con unas
terminologías sin medias tintas, dirigidas especialmente para un determinado
lector. Ya que lo peor que le puede pasar a un articulista, es que alguien
comience a leerle algo publicado. Y al ser infumable lo que ha escrito, el
lector abandona la lectura, al no existir esa química necesaria entre el emisor
(escritor) y el receptor (lector).
Consecuentemente,
determinadas personas, conocedoras de mis creencias tanto religiosas, políticas
y sociales, etc., se pueden sorprender al verme en templos o en las calles
viendo a las imágenes que salen en procesión. Hasta el punto, que hace unos
años en una Semana Santa algecireña, un conocido periodista me preguntó:
“Espero que no te enfades, pero considerándote un hombre agnóstico, ¿qué haces
tú aquí en la Iglesia ?".
Constándole:
La respuesta es muy sencilla, porque como mi mujer me acompaña a muchos eventos
que asisto en mis tareas periodísticas, incluso a los festejos taurinos, sin
gustarle a ella lo más mínimo. Yo le acompaño a que vea sus vírgenes y cristos,
porque tengo claro que el respeto a la libertad, es esencial para el excelente
funcionamiento de la pareja y de la sociedad en general. Además, le dije, le he
escrito varias saetas y las canta.
Antes
de proseguir, quiero dejar claro, que no tengo intención de herir sensibilidad
alguna, pero como en España según figura en la Constitución se disfruta de libertad ideológica, religiosa
y de culto; cada cual vive la
Semana Santa según cree y siente. Teniendo claro lo que
persigue el poderoso Estado del Vaticano, como presuntamente hizo el obispo de
Alcalá de Henares Juan Antonio Reig Pla, en la homilía que pronunció en la misa
del Viernes Santo, retransmitida por la 2 de TVE, arremetiendo contra la
homosexualidad diciendo entre otras cosas “Aquellas personas que hoy llevados
por tantas ideologías que acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad
humana, piensan ya desde niños que tienen atracción hacia las parejas de su
mismo sexo. Y a veces, para comprobarlo se corrompen y se prostituyen, o van a
clubes de hombres nocturnos. Os aseguro que encuentran el infierno".
Creo,
que estas declaraciones en nada favorecen a la Iglesia , por lo tanto, la Semana Santa la
disfruto a través de la cultura y de las artes. Embriagándome con unos matices
y sentimientos difíciles de describir, que capto de las raíces y tradiciones
más profundas del pueblo.
Y
cuando las imágenes se encuentran ya en sus respectivos templos, recuperándose
de tanto ajetreo de estos pasados días. Los ecos del sonido de los tambores y cornetas se alejan lentamente,
como los truenos de una tormenta de verano. Siendo evidente, que no ha sido
bien acogida por los cofrades la lluvia caída, porque las inclemencias
meteorológicas aguaron las procesiones a muchas cofradías. Debiendo ser muy
desalentador estar preparando el desfile procesional de un año para el otro, y
llegado el momento no poder llevarlo a cabo. Pero, sin embargo, los labradores
recibieron a la lluvia como una bendición divina, ya que sus cosechas eran
ruinosas y agonizaban.
Por
consiguiente, por mi forma de pensar, es lógico que para nada comulgue con
determinados capillitas, ni con cierta sociedad de cualquier signo, pero menos
aún con determinados políticos, los que durante la Semana Santa , caminan
solemnemente en las procesiones a Dios rogando con el bastón de mando del cargo
que ostentan.
Pero,
por el contrario, admiro y muero con ese Jesucristo que a nadie temía cuando
expulsó del templo a los mercaderes, dando de comer a los hambrientos y de
beber a los sedientos, entregando su
vida por los demás sin nada a cambio.
Por lo tanto, estimada lectora,
esa Virgen a la que adoro puede ser usted, su madre o la mía. Las que
trabajaron y trabajan de sol a sol por unos míseros sueldos. Teniendo que hacer
diariamente el milagro de multiplicar la poca comida que poseían o poseen, para
alimentar a sus hijos e incluso socorrer a otros necesitados.
Y
el Jesucristo que tengo por modelo lo puede ser usted, estimado lector, si es
que reúne las condiciones para que lo suba a los altares, debiéndolo tener que
demostrar en todo momento, pero muy especialmente cuando vengan mal dadas y se
tenga que alinear con el poder o
quedarse junto a los más débiles.
Por
ello, para que lo admita entre los elegidos en mi edén, donde sólo tiene cabida
la luz, la libertad, la paz, la armonía e igualdad. Debe realizar una lucha
pacífica constante a través de la palabra, contra los opresores del pueblo.
Llevando a la practica mi oración favorita que dice: “Señor, concédeme la
serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar. Valor para cambiar
aquellas que puedo. Y sabiduría para reconocer la diferencia".
Y
debe ser así, porque en mi querida Andalucía, sufrimos un espinoso calvario
político, social, cultural y económico, etc. Y caminamos desnudos y descalzos
con los pies y manos atadas, por la senda que nos impone el sistema político
capitalista imperante, por culpa de la
falta de principios e ideales de ciertos nefastos gobernantes.