Semana caótica en España, por el primer
contagio del virus del ébola, de la auxiliar de enfermería
Teresa Romero
José
Salguero Duarte
Domingo,
12 de octubre 2014.
En mi tribuna del domingo, 17 de
agosto pasado, titulada “El virus del ébola no tienen antídoto, la política
sí”, escribí inicialmente lo siguiente: “Me
encuentro un poco preocupado y perplejo, con motivo del brote o rebrote del
virus del ébola por distintos países africanos. Motivándose todo el asunto del
traslado desde Liberia a España, y el
posterior fallecimiento del cura español, Miguel Pajares, infectado con ese
virus. No habiendo estado la ministra de Sanidad, Ana Mato, a la altura de tan
graves circunstancias, porque prosiguió de vacaciones sin inmutarse. Dando la
cara, por fin, en el funeral del fallecido párroco. Mintiendo ella y el
consejero de Sanidad de la
Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, sobre las medidas
preventivas adoptadas para proteger al personal facultativo que estuvo en
contacto directo con los dos religiosos infectados… No extrañándome, lo más
mínimo, que ciertas autoridades sanitarias del PP mientan. Al anunciar a bombo
y platillos, en este caso, que se les
realizó los reconocimientos médicos oportunos al personal facultativo. Cuando
lo más cierto fue que, los mismos brillaron por su ausencia. Provocando cierto
malestar en los profesionales que estuvieron en contacto con el fallecido...”.
El tiempo transcurrido, desde el 17 de
agosto. Me ha dado la razón de lo que expuse en mi tribuna citada inicialmente.
Y más aún, tras el fallecimiento en el Hospital Carlos III, cuatro días después
de ser repatriado, el 21 de septiembre pasado, el segundo misionero español
contagiado por ébola, Manuel García Viejo.
Lamentablemente, como el virus del
ébola se transmite presuntamente por un simple contacto. La auxiliar de
enfermería, Teresa Romero, que fue una de las profesionales sanitarias que
atendió en el Carlos III a García Viejo.
Se convirtió desde el lunes 6 de octubre, en la primera ciudadana española y
europea en contraer ébola, al dar positivo en las pruebas que le realizaron en
el Hospital de Alcorcón, tras sufrir una odisea de aquí para allá con un
proceso febril, sin que ni los encargados de controlarla protocolariamente, le
hicieran caso de posible contagio. Hasta que, al parecer, su marido en la
madrugada del domingo al lunes 6 de octubre, llamó al 112 porque su mujer se encontraba muy enferma... Siendo
trasladada al Hospital de Alcorcón, en una ambulancia convencional, sin estar
preparada adecuadamente para evitar contagiar al equipo médico de la misma...
Ingresando, la auxiliar, a las 07,00 horas de la mañana de ese lunes. Aislándola
del resto de los enfermos con un biombo…, durante las horas que permaneció en ese centro
médico, hasta que fue trasladada al Carlos III.
Hubo una total descoordinación en la Sanidad pública madrileña
y estatal, desde los primeros síntomas de fiebre de la auxiliar, provocándose
más temor social y sanitario en todo el país, con motivo de las declaraciones o ruedas de prensa improvisadas
por parte de dirigentes de distintos sectores médicos... Y también por las
confusas noticias ofrecidas en directo… desde los centros por distintos medios
de comunicación… Sin que el ministerio de Sanidad español tomara, desde el
primer momento, las riendas de los acontecimientos, dirigiendo los
dispositivos… protocolarios previstos. Siendo significativo que, la ambulancia
convencional que trasladó a la auxiliar al Hospital de Alcorcón, prosiguió posteriormente
realizando traslados de otros enfermos, con el consiguiente riesgo de ser
contagiados de ébola.
Demostrando, de nuevo, la ministra de
Sanidad, Ana Mato, en su comparecencia ante los medios, lo escasita que está
sobre el ministerio que dirige. Creando más incertidumbres, por su obtusidad,
al exteriorizar que no existía un protocolo adecuado, sino chapucero, como
consecuencia de su ineptitud y, la de otros dirigentes políticos del PP que
propiciaron, meses atrás, la parafernalia sufrida en muchos hospitales
públicos, especialmente en los madrileños, con los recortes, el
desmantelamiento y el intento de privatizarlos... Siendo el Hospital Carlos
III, uno de los centros que sufriera dicho desmantelamiento, a pesar de estar
catalogado como altamente especializado en asuntos infecciosos, antes de los recortes
y desaguisados sanitarios llevados a cabo por el PP. No encontrándose, por
tanto, dotado con los medios técnicos ni de los equipos médicos adecuados, para
afrontar, desde el pasado agosto, los casos de ébola de los repatriados ni el
de la auxiliar de enfermería...
Por consiguiente, hubo reacciones de
todo tipo, ante tanto caos y desastre organizativo relativos con la auxiliar
contagiada, con profesionales sanitarios manifestándose a las puertas de
hospitales, pidiendo la dimisión de la ministra... Oponiéndose el personal de
limpieza de Alcorcón a la desinfección del hospital por falta de medios...
Denunciando el esposo de la auxiliar, el que también se encontraba aislado en
el Carlos III, que querían sacrificar a su perro de nombre Excalibur. Ejecución
que se produjo ante las protestas de manifestantes en defensa de la vida del
animal. Formándose un gran revuelo entre el vecindario del domicilio de la
contagiada, porque, además, nadie ordenó la desinfección inmediata de la
vivienda ni de la urbanización; haciéndose más de 72 horas después...
Por fin, el viernes 10, el Gobierno
estatal del PP, constituyó un gabinete de crisis contra el virus del ébola,
siendo presidido por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de
Santamaría. Y que estaba compuesto por un grupo de expertos, con muchos más
políticos que entendidos en la materia, relegando a un segundo plano a la nefasta ministra de Sanidad Ana Mato. La
que, en su última comparencia con la prensa, a una pregunta que le hicieron,
contestó, algo así, como que, “sabía del estado de salud de la auxiliar
contagiada de ébola por las noticias”. Quedándose dicha señora tan pancha, por su falta de capacidad o de transparencia en su gestión y la de su
Gobierno del PP.
Siendo bochornoso, el nuevo mal ejemplo
dado por la Marca España
del PP. E indignante lo del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid,
Javier Rodríguez, acusando a la auxiliar contagiada de negligencia... En una
campaña propia de barrigas políticas agradecidas para salvar sus poltronas.
Lavándose él y otros políticos las manos, como Pilato, en estos y en otros
asuntos graves acaecidos en España. Porque en el caso del Prestige, no hubo
responsabilidades políticas, siendo condenado el capitán del barco. Y en el
accidente ferroviario de Santiago de Compostela, presuntamente le ocurrirá
igual al maquinista del tren.
Recordar que, hasta la fecha, desde
que surgiera el primer brote de ébola en el norte de Zaire en 1976, no existe
un medicamento específico para combatir al letal Ébola. Al no haber sido
presuntamente rentable, para las multinacionales farmacéuticas descubrirlo,
Pero como en lo que va de año se ha expandido el virus a límites inesperados,
desde las poblaciones africanas: Guinea Conakry, Sierra Leona, Nigeria y
Liberia. Existiendo alrededor de unos 4000 fallecidos y más de 8000 infectados.
Traspasando fronteras dicho virus, entre ellas la española y americana. Siendo
indignante que ahora destinen grandes partidas de euros para combatir dicha
enfermedad, mientras que en cerca de
cuatro décadas, no hiciera la política internacional lo apropiado, para
exterminar el virus y para socorrer a los infectados de esos países pobres. Debiendo
reseñar que, Glenn Thomas, gran estudioso y conocedor de los virus del
sida y del ébola. Y que participara “en
investigaciones sobre el ébola en el laboratorio de armas biológicas en el
hospital de Kenena, Sierra Leona. Falleciendo trágicamente el pasado julio,
cuando volaba en el Boeing 777 de Malaysia Arlines (Vuelo MH-17) que se
estrelló en Ucrania, abatido por un misil…”. Existiendo sorprendentes noticias,
en Internet, sobre ese hecho…
Otro asunto que me caló en los
pilares, de entre otros lamentables procederes inhumanos de las autoridades
políticas españolas, desde agosto hasta la fecha, es cuando repatriaron desde
Liberia a España al primer misionero contagiado de ébola, Miguel Pajares.
Dejando allí (hecho que es inadmisible) a varias enfermeras de otros países contagiadas,
pertenecientes a su equipo médico, a pesar de que pedían amargamente auxilio a
través de distintos medios de comunicación. Falleciendo alguna de ellas. Pero,
sin embargo, ahora han utilizado los anticuerpos de la hermana Paciencia, para
ser inyectados a la auxiliar española, Teresa Romero, la que ha sido tratada,
además, con un antiviral y con otros fármacos experimentales. Siendo unas diecisiete personas de la medicina y de
otras profesiones, que estuvieron en contacto con la auxiliar contagiada, las
que se encuentran en observación en el Carlos III… Deseando, para finalizar, la pronta
recuperación de Teresa Romero y de todos los ingresados…