viernes, 28 de agosto de 2009

Luna, Cora, Tino y otros perros


José Salguero Duarte
Jueves 27 de agosto 2009
El Faro Información (Grupo Información)
http://salgueroduarte.artelista.com/


El pasado sábado 22 de agosto en la página novena de El Faro Información, venía la noticia de que la protectora de animales Prodean, denunció en los juzgados correspondientes, el maltrato de una perra de caza por parte de dos individuos.

Prodean señaló que “los individuos, supuestos maltratadores, se derrumbaron en mitad de la declaración ante tal cantidad de pruebas, con lo que argumentaron que ellos sólo le dispararon de forma fortuita cuando se encontraban cazando, que no son culpables de ningún hecho más de los que se les inculpan. Claro que no explican por qué la perrita de 15 meses se encontraba con una cuerda en el cuello, ni tampoco explican por qué los disparos fueron realizados desde una distancia corta, ni tampoco por qué murió de los golpes recibidos y no de los disparos”.

Una hora después de leer esa lamentable noticia, recibí una llamada telefónica procedente de una persona muy allegada, comunicándome que otra perra de nombre Luna había acabado de fallecer. Pero en esta ocasión en circunstancias totalmente opuestas a la anterior, porque tanto su dueño como el veterinario que la atendieron, nada pudieron hacer para salvar su vida, debido a los problemas repentinos de salud que le provocaron su muerte.

Luna, hace unos doce años era una perra callejera. Y un buen día en su deambular de aquí para allá, se cruzó en su camino con un hombre bueno y sensible llevándosela a su chalet. Y durante estos años, Luna, ha vivido con una calidad de vida extraordinaria, no habiéndole faltado absolutamente de nada, viviendo como una reina, porque este ser humano que se apiadó de ella, es de una buena posición y status social.

Tras el fallecimiento de Luna, el alma caritativa del bueno de don Manuel, no se ha quedado sola, porque un día de hace nueve años, apareció por las inmediaciones de su casa otra perra callejera. Y él al observar lo desnutrida que estaba, le puso un recipiente con agua y otro con comida, repitiéndose esa escena durante varios días.

Pero, al darle tanta pena le abrió su corazón y las puertas de par en par de su chalet, diciéndole a esta perra: “¡Anda, entra!”. Y desde ese día tanto don Manuel, Luna y Cora (nombre que le puso a esta última perrita), convivieron durante este tiempo muy felizmente. Pero en estos días tanto él como ella lloran la pérdida de Luna.

Estimadas-os lectores: inmediatamente después de la llamada telefónica, me dirigí hacia una estancia de mi domicilio. Y de forma repentina acaricié a mi compañero de piso llamado Tino, el que rápidamente fue a por su pelotita y comenzó a provocarme, para que se la quitara de la boca y se la lanzara lejos para jugar conmigo.

Tino, llegó a mí inesperadamente hace unos cinco años. Pero antes de adoptarlo cuando él tendría unos cuatro, me lo pensé un par de veces, porque este y otros animales similares, requieren unos cuidados alimenticios y sanitarios adecuados.

Y al no ser unos meros juguetes sino seres que sienten, sufren, padecen y disfrutan de todo cuanto ocurra alrededor de su entorno. Cuando alguna persona mayor o sus hijos se encaprichen de algún cachorrito, deben ser conscientes sobre todo los padres, del compromiso que adquieren.

Tino es un Yorkshide Terrier, habiendo cambiado mi vida para bien totalmente. Y ni se imaginan el cariño, el amor, la compañía y la fidelidad que me da a cambio de nada. Pero, a pesar de no levantar un palmo del suelto los tiene muy bien puestos, cuando tiene que velar y proteger su parcela o mi domicilio. Siendo tan listo como los sabios, aunque si no habla es porque en los perros eso hasta la fecha no se usa. Aunque entiende todo cuando le digo y con una mirada, con una postura, con un ladrido, con la posición de sus orejas o con un movimiento del rabo… me trasmite sus sentimientos.

Por consiguiente cuando él está contento, feliz o triste yo también lo estoy. Y en el pasado puente festivo del 15 de agosto, lo pasó y lo pasé bastante mal, siendo sus expresiones un poema y su mirada pidiéndome ayuda toda una enciclopedia, porque de nuevo se le reprodujo su problema de orina. Y lo tuve que llevar a urgencias veterinarias, poniéndolo a tratamiento, encontrándose ya muy mejorado.