jueves, 10 de septiembre de 2009
Cayo Lara, el Rey Juan Carlos I y Telma Ortiz
José Salguero Duarte
Jueves 10-09-09
El Faro (Grupo Información)
http://salgueroduarte.artelista.com/
Días pasados, cuando salió publicada la fotografía en todos los medios de comunicación, del Rey de España Juan Carlos I con Cayo Lara coordinador general de IU. Varios tertulianos de una emblemática sociedad cultural algecireña alarmados exclamaban: “¡Cómo es posible que el Rey reciba a ese fulano con la bandera republicana en la solapa y con una carpeta exhibiendo el logotipo de IU!”.
Al hervirme la sangre, no pude resistirme y entré al trapo diciéndoles: paz y amor hermanos, porque IU es una formación legalmente constituida, así que no os alarméis, porque vuestra monarquía no está en peligro, debido a que el Rey en ese encuentro con Cayo Lara, está jugando su gran papel y sale reforzada su figura.
Sin embargo, les dije, la imagen dada por Cayo Lara es para mí lamentable, ya que la tercera república no se consigue así, sino explicándole a la ciudadanía qué es la republica y lo que supone económica, social e históricamente su restauración.
Así que, es posible que este Cayo hunda aún más a IU en el pozo de sus despropósitos políticos. Porque tras sustituir a su antecesor en el cargo, en el discurso de su investidura de diciembre pasado, refiriéndose al paro y a la crisis económica española, hizo un llamamiento a la huelga general de “seguir las cosas así”.
Pero, a los pocos días de su nombramiento, don Cayo Lara creo que dio marcha atrás, porque es posible que desde el PSOE le leyeran la cartilla, para que dejara de ventosear políticamente, para no alarmar a las huestes sindicales.
Y, desde su nombramiento, tan sólo es posible que haya condimentado algún que otro potaje o revuelto político, ya que con su actitud sumisa a este sistema socialista y por ende capitalista, no conseguirá IU implantar la tercera república, porque a La Zarzuela hay que ir no para hacerse la foto con el Rey, sino para poner a trabajar a la Monarquía española y para que reparta su enorme fortuna al pueblo.
Pero, los Borbones y afines, que opositen a los puestos de trabajos como cualquier ciudadano de a pie. Y no como la semana pasada han hecho con Telma Ortiz, hermana de la Princesa Letizia y cuñadísima del Príncipe de Asturias, a la que le han creado a dedo en el Ayuntamiento de Barcelona un alto cargo. Y es ya por ser quién gracias al parentesco con la Monarquía española y al nepotismo político catalán, subdirectora de Proyectos del Departamento de Relaciones Internacionales. Casi nada.
Aunque, este enchufismo antidemocrático, es lo común que ocurra a todos los niveles, desde la más alta Institución del Estado y, hasta el último Ayuntamiento y demás organismos oficiales y extraoficiales de Norte a Sur de España cañi.
Por consiguiente, donde creo que debe ir don Cayo, es al Palacio de La Moncloa, porque IU en el parlamento español tiene con Llamazares menos fuerza que una gaseosa descorchada. Pero debe ir a La Moncloa, si es que lo recibe Zapatero, no para tomarse unos potes y unos aperitivos en la bodeguilla, sino para exigirle una profunda reforma de la Constitución, comenzando por lo articulado sobre la Monarquía y continuando con la eliminación del bicameralismo español. Porque los senadores trabajan más bien poco y me dan la sensación que sus señorías van a dormitar a sus escaños.
Porque, para que España se alivie de la crisis económica e institucional que sufre a todos los niveles, deben eliminar todos los altos cargos y sus legiones de chóferes, escoltas, oficinistas, maleteros y, los estamentos políticos oficiales innecesarios, entre ellos el delegado del Gobierno en el Campo de Gibraltar y la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar…
Pero, dudo que eso se logre, porque entre otras cosas es posible que ya usted don Cayo, haya podido entrar en el actual fariseísmo, grisáceo y oscuro juego político de España, de la que brota desde hace siglos falsedad histórica, corruptelas y engaños.
Por consiguiente, no me extraña don Cayo, que en su día Jesucristo echara a latigazos del templo a los mercaderes. Y que Franco se levantara en armas tiranamente contra los de su propia sangre.