domingo, 27 de septiembre de 2009

CASINO DE ALGECIRAS


Emilio Herrera Suárez
Presidente Sociedad Recreativa Cultural Casino de Algeciras




José Salguero Duarte
Jueves 24-09-2009
http://salgueroduarte.artelista.com/


Tres fueron los presidentes que ha tenido el Casino de Algeciras desde que soy socio, entre ellos el actual Emilio Herrera. Y si a mi arbitrio lo dejaran y tuviera que seleccionar a uno entre los tres, para que dirija a la entidad otros tres años más desde el próximo enero. Lo elegiría a él, aunque es complicado que mis deseos se cumplan, porque ya ha anunciado que no se presentará a la reelección.

No piensen, que esta decisión de elegir a Emilio Herrera ha sido tomada a la ligera por nuestra amistad, sino que ha sido efectuada tras haber analizado hechos y obras realizadas por cada uno de los tres presidentes.
Emilio Herrera, es un algecireño especial de pura cepa con alma poética. Un luchador por las libertades, el que a pesar de las muchas trabas y zancadillas que se encontró presidiendo al Casino, no se arrugó ante las adversidades, luchando y sacrificándose por y para el bienestar de esta emblemática entidad. Saneando lo que había que sanear. Remodelando el Salón Noble y creando el Salón Andalucía e instalando el tan necesario ascensor, haciendo más números que Pitágoras.

Emilio es una persona que fomenta la cultura, las artes, la sencillez, la elegancia, la cortesía, la seriedad, la caballerosidad y el talante. Respetando hasta las últimas consecuencias la amistad. Y al no ser ni hipócrita y ni sumiso, no lo ha tenido fácil.

Sin embargo, en esta decadente y amoral sociedad, determinados individuos que han presidido o presiden asociaciones o entidades, lo hacen sólo y exclusivamente para beneficiarse directa e indirectamente, vendiéndose al mejor postor por un plato de lentejas o por un chusco cuartelero. Y al creerse que son alguien, hacen más que bueno lo de “si quieres conocer a fulanito dale un carguillo”.

Fueron numerosos actos culturales, sociales y artísticos celebrados en el Casino. Guardando un grato recuerdo del viaje cultural que hicimos a Fuente Vaqueros (Granada), para visitar la casa natal de Federico García Lorca. Y disfruto de la convivencia y camaradería ejemplar del exitoso baile que se celebra los viernes.

El Casino de Algeciras, es para mí parada obligatoria diaria. Y tras embriagarme de su canela y romero. Al venirme la inspiración en una mañana del pasado invierno, en una servilleta del bar en presencia de Butrón, creé el siguiente poema que dice así:

Casino de Algeciras,
esencia de azahares.

Luz de amaneceres,
alba de ríos y mares.

Embrujo añejo y nuevo,
chorreando a borbotones,
desde el hall de la entrada
hasta las alturas de tus duendes.

Templo cultural algecireño,
con tus campanas repicando.

Arte, elegancia y señorío,
de tus socios y pilares.


Poema, que se encuentra enmarcado en el pilar izquierdo, lo mismo que el anónimo de Lola Peche en el derecho del hall principal de la entrada del Casino. No teniendo la menor duda que Emilio Herrera y su junta directiva leyeron. Y al percatarse que esta emblemática entidad llevaba años adormecida, triste y aburrida. Se pusieron manos a la obra nada más tomar posesión de sus cargos, dando todo de sí ante el peligro que rondaba al Casino. Derribando no al Muro de Berlín, sino la puerta giratoria de la entrada principal, para que entrara a borbotones la democracia y la libertad.

Por lo tanto, creo y entiendo, que la Sociedad Casino de Algeciras, necesita para el próximo ciclo sabia nueva en la presidencia, para continuar la obra emprendida por Emilio Herrera, mejorando la limpieza e instalaciones especialmente las dedicadas al uso y disfrute de los socios de más edad.

Por ello, debemos estar alerta para no dejarnos manejar por ciertos futuros candidatos, ya que si llegáramos a elegir a cualquier persona anclada en el triste pasado, haríamos retroceder al Casino en lo mucho avanzado en estos tres últimos años.

Para finalizar, admirado amigo Emilio Herrera, desearte salud, paz y bien en tus travesías y albas, ya que has sido fiel a nuestra amistad contra vientos y mareas, no haciendo caso a los necios que han intentado por todos los flancos romperla. Sintiéndome orgulloso de que te encuentres entre los escasos buenos amigos que poseo.