miércoles, 21 de julio de 2010

Peligrosa celebración de la festividad de la Virgen del Carmen en la playa de El Rinconcillo





Peligrosa celebración de la festividad de la Virgen del Carmen




José Salguero Duarte
Miércoles 21 julio 2010

http://salgueroduarte.artelista.com/


El pasado viernes 16 de julio de 2010, festividad de la Virgen del Carmen, en numerosos pueblos y ciudades no solo gaditanos y andaluces, se celebró un día grande de fiesta, en torno a la patrona de los marineros. Y es por lo que muchas embarcaciones surcaron los mares, como hicieron barcos y yates recreativos y deportivos por varias playas de la Bahía de Algeciras, entre ellas en la de El Rinconcillo.

Les puedo asegurar si equivocarme, que lo que pude contemplar más allá del bar restaurante Botavara cuando caía la tarde, no es creíble en una sociedad civilizada, porque entre las embarcaciones iban y venían motos de agua a toda leche, sin que existieran bollas limitadoras entre bañistas y embarcaciones en la playa de El Rinconcillo.

Si no ocurrió nada grave es gracia a la providencia divina, porque varias motos de agua chocaron con diferentes embarcaciones llenas de ocupantes. Desconociendo el por qué la poca previsión en seguridad montada por el Ayuntamiento de Algeciras y, la falta de autoridades competentes en la mar para haber puesto orden en tal descomunal caos.

Por lo tanto, se confirmó una vez más lo que plasmé en mi poema titulado Fiesta del Carmen, perteneciente al poemario Cuando respira el mar que publiqué en 2006, el que dice así:

FIESTA DEL CARMEN


Tumbado sobre la arena,
escribo estos versos.

Cenizas radiactivas,
contemplo entre las brumas.

Fruta madura sobre el árbol podrido,
las aves vuelan y se acerca la muerte.

Las maquinarias van lentas de día,
dormitando las chimeneas.
Acelerándose por la noche,
escupiendo horror y males.

Concejales llevan flores
a la Virgen del Carmen.




Esta emblemática playa de El Rinconcillo, estimados lectores, era no hace muchas décadas un oasis de naturaleza pura. En donde existía una fina arena rubia que brillaba como el sol, siendo sus aguas totalmente cristalinas con una riquísima flora y fauna submarina y terrestre hasta la mismísima orilla.

Pero, a raíz de que en el último periodo del régimen del dictador Franco se decidiera, que la Bahía de Algeciras se convirtiera por la gracia de su Dios y de su España en un polo industrial petroquímico. Fomentándose también una salvaje y progresiva construcción de diques portuarios hasta nuestros días. Con aguas fecales e industriales desembocando en la mar a través de colectores mancomunados…, sin que las autoridades competentes hayan construido las depuradoras correspondientes…

Propiciándose salvajemente que la Bahía de Algeciras, se haya convertido en una cloaca peligrosísima, foco cancerigeno con el beneplácito de la población de todas las ciudades campogibraltareñas, que traga no sé por qué con los continuos atentados medioambientales que se comenten de día y de noche, pero especialmente en los días lluviosos o nublados.

Siendo el último vertido ocurrido hace unos días, apareciendo una mancha anaranjada en las aguas de la playa de El Rinconcillo. No extrañándome lo más mínimo que las autoridades minimizará probablemente este nuevo vertido de no sé qué, como suele ser habitual por la panda de ignorantes que nos mal gobiernan desde las diferentes siglas políticas.

En Algeciras, la responsable de playas es la concejala Maribel Álvarez, y esta socialista al parecer no debe saber si las corrientes contaminantes de las playas a su cargo, le vienen por la proa o por la popa de su política. Y como me hierve tantas ineptitudes políticas haciendo que muera lentamente la Bahía de Algeciras y sus playas entre ellas la de El Rinconcillo. En mi poemario titulado Cuando respira el mar, le dediqué numerosos poemas entre ellos el titulado Situación, que dice así:


SITUACIÓN



Alquitrán de los barcos,
plásticos, compresas y condones,
arrastran las mareas a las playas.

Barcos veleros, petroleros, ferrys,
contenedores, grúas y sirenas.

Cadáveres en la orilla,
un manto de hipocresía,
que cubre la miseria.

Aprieta el sol,
la suciedad abunda.
Nadie mira la pus en las oscuras aguas.