domingo, 18 de diciembre de 2011

El pavo


Viñeta El pavo del Salguero




José Salguero Duarte
Jueves,15 diciembre 2011




Determinados pavos, están más que mosqueados no sólo por estas fechas. Sobre todos, los que se sirven para ser devorados en determinadas fiestas, como el Día de Acción de Gracias en Estados Unidos o en la Navidad española. El peso en canal de estos pavos, suele ser variable dependiendo entre otros muchos factores de su constitución. Y los hay más esqueléticos que el caballo del Quijote. Por lo que no tienen ganas desde mucho antes del mes de noviembre ni de hacer pavadas.

Según los doctos catedráticos que estudiaron paverías, en los corrales de la universidad del Río de la Miel de Algeciras. El pavo es oriundo de ciertas tribus salvajes americanas. Siendo importado al parecer por Cristóbal Colón o por otros navegantes similares como la Armada Invencible española para ser domesticados; criándose y reproduciéndose principalmente para fines alimentarios.

Es pobre en calorías haciendo la función de fiambre y apenas tienen sangre en las venas comparado con otros animales de raza caliente. Porque si del cerdo se aprovecha hasta sus andares, y del asno su leche de burra es muy valorada en determinados países tanto monárquicos como republicanos. Según cuentan los historiadores andalusíes algecireños, Cleopatra la utilizaba como baños hidratantes y medicinales.

Estos pavos, a los que me refiero, no se fuman ni a una pava de celtas cortos sin boquillas, al proceder de la familia de las gallináceas. Aunque, hay que resaltar positivamente de ellos, que su chicha es muy nutritiva al carecer de patologías subversivas, contra el sistema político imperante que los mantiene en sus gallineros.

Ostentan un aspecto afable rindiéndosele hasta culto, pero hay que estar vigilantes, porque cuando te cogen a contrapié, te pueden picotear hasta dejarte los huesos sin tuétano. Motivando frases sobre ellos como: “Es moco de pavo”. Enfatizándose ciertas pericias que les provienen o no del colgajo carnoso y eréctil rojizo que poseen sobre el pico.

Recuerdo, que siendo un crío, siempre jugaba en el Parque María Cristina de Algeciras. Y observaba maravillado el colorido que desplegaba en sus alas un concreto pavo real en época reproductora. Era un ejemplar para ser coronado líder de los pavos reales españoles, porque pelaba a las pavas con el mismo ardor, que los soldados de los desaparecidos regimientos de artillería e infantería de las inmediaciones del parque.

No siendo extraño, que dejara pavitos reales y hasta sin pedigrí por todas partes. Porque independientemente de que el clima algecireño es muy propicio para ello, la significativa calle Munición estaba a pocos metros del parque, y se foguearía echándole guindas a sus pavas.

El pavo, para ir acabando esta disertación científica, ha alcanzado un gran protagonismo en el mundo mucho antes del medievo. Y desde entonces hasta nuestros días, existen numerosos pavos por culpa de la falta de barrenderos, debido a la gran peste política mundial existente. Por lo tanto, es frecuente ver a los paveros con sus piaras de pavos por todos los rincones de las calles adoquinadas de los pueblos y ciudades.