jueves, 22 de diciembre de 2011
salud, paz y bien
José Salguero Duarte
Jueves, 22 diciembre 2011
Existen muchas supersticiones acerca de determinados hechos, entre ellas las relativas llamando la suerte a ser premiado en loterías, cupones y quinielas, etc. Por lo tanto, las ilusiones de millones de españoles están puestas, en que los niños del Colegio de San Ildefonso canten su número, en el sorteo de Navidad que se celebrará el jueves 22 de diciembre. De lo contrario, que es lo habitual que ocurra para la inmensa mayoría de los jugadores, nos quedaremos con una cara de bobo impresionante.
Servidor de ustedes, no es un jugador habitual y sólo lleva participaciones del sorteo de Navidad de señalados entes, que suelo frecuentar durante los trescientos sesenta y cinco días del año, por si por casualidad suena la flauta.
Y si no suena que es lo habitual como ya he escrito anteriormente, el que no se consuela es porque no quiere, porque el día 22 de diciembre es el llamado popularmente como Día de la Salud. Porque ante esa contrariedad de no haber sido agraciado y de seguir más tieso que un fiambre, casi todos pensamos que la salud es la mejor lotería que nos puede tocar.
Una vez celebrado el sorteo se escuchan trilladas frases como las siguientes: “En mi ciudad no ha tocado absolutamente nada. El premio se fue muy lejos. Aquí nunca toca nada. Se merecían el premio, eran obreros y gente humilde en paro. El premio lo voy a emplear para tapar agujeros. Si me toca hago un viaje y me quito la hipoteca. Salud es lo importante y fundamental. Por un número no me tocó el gordo. El premio está muy repartido. Llevo años jugando el mismo número y tenía fe que alguna vez saliera premiado. Con lo que me ha tocado ayudaré a mis hijos que están en el paro. Otro año será, etc.".
Desafortunadamente, los millones de pobres que existen en España, en estas navidades, si a alguno de ellos no le sonríe la suerte, no tendrán nada que llevarse a la boca. Y a esos 5.000.000 de desempleados y a otros tantos millones de pobres que hay en España, les dedico esta tribuna de opinión, porque es muy fuerte la triste realidad que sufren, por culpa de la injusta distribución de la riqueza y de la renta en España. Ya que las diferencias sociales se van agrandando gobierne quien gobierne, siendo más ricos los que más tienen, y por el contrario, más pobres las capas menos favorecidas de la sociedad.
A las mentes pensantes y doctos que han propiciado tanta pobreza y desesperación ejerciendo cualquier profesión u oficio. Espero que cuando estén degustando algunos de sus manjares en sus opulentas cenas de Navidad, los saboreen placenteramente con sus seres queridos. Pero si tienen algo de moral, dignidad, ética y vergüenza, se les deberían caer lagrimones como puños, porque en millones de hogares, por no haber no habrá ni ilusión para proseguir el camino hacia un nuevo día.
Pero a pesar de esas adversas circunstancias, no tengo la menor duda que la luz de una vela, de un quinqué y el fuego de una lumbre de leña en una choza, brillarán con más intensidad y luminosidad que cualquier chimenea y lámpara de cristales preciosos de muchas mansiones lujosas.
Y como el calor que reina en uno y en otro lugar es tan dispar como la vida misma. Con los pobres, indigentes y enfermos comparto estas fechas tan tristes y señaladas, porque el espíritu navideño se vive desde el corazón. Coincidiendo en ese sentido con el pensar de Helen Keller que dice: “La única persona realmente ciega durante la Navidad, es aquella que no tiene la Navidad en su corazón".
Recuerdo, que nada más finalizar las campanadas de fin de año del 2002 al 2003, cuando me encontraba en mi soledad deseada en un viaje que realicé por tierras riojanas, escribí el poema titulado: Doce campanadas doce puñaladas; que figura en mi poemario: Setenta y cinco lunas; publicado en el año 2006 que dice: 1-No a la explotación y abusos de menores (Son almas inocentes, para sufrir esclavitudes). 2-No al terrorismo de diferentes signos (El pueblo lo suplica a gritos). 3-No a la cultura del pelotazo (El pueblo debe leer libros e instruirse). 4-No a las agresiones y malos tratos a mujeres (Ellas son las que alumbran vida). 5-No a la tiranía política (Menos mentira y más verdad en esta bendita Tierra). 6-No a los atentados contra el medio ambiente (Debemos cuidar el Planeta). 7-No a los sin techos y sin trabajo (Todos tenemos derecho a un puesto de trabajo y a una vivienda digna). 8-No más muertes en El Estrecho (El mundo fue creado sin fronteras, derrumbar las que habéis impuesto). 9-No a la injusta distribución de la riqueza (Todos tenemos derecho a la justa distribución) 10-No a los paraísos fiscales (Salven a vidas inocentes que diariamente mueren hambrientos). 11-No a la mala aplicación de las leyes (Todos somos iguales, nada de privilegios). 12-No a la represión contra la libertad de expresión (Una sociedad callada, es una sociedad muerta y sin vida).
En fin, estimado lector, debo finalizar ya mi discurrir por este transitar, porque las pulsaciones se me aceleran y antes de desbocarme prefiero templar la tinta roja de mi estilográfica. Porque cuando comencé hace días a recibir ciertas felicitaciones deseándome Feliz Navidad, preferí no haberlas recibido, porque las hipocresías no las admito y menos en estas fechas tan señaladas y tristes.
Salud, paz y bien.