jueves, 23 de febrero de 2012

Festejo de arte y de cante grande en Algeciras























Emilio Herrera 'Herrerita'



 









José Salguero Duarte
Algeciras, 23 febrero 2012






Patrocinado y organizado por el intelectual y gran humanista Vicente Marcet. El pasado viernes 17 de febrero del año en curso, a la taurina hora gastronómica de las 14,00 horas en punto española. Se celebró una corrida de arte y de cante grande, de las que marcan épocas por su esencia, aroma y pellizco. Siendo el festejo en homenaje a Gerardo Vicente, que se despedía de la afición española al regresar a Argentina.

El juego dado por el ganado fue ejemplar, fuerte con mucho motor, presencia y estampa. Necesitando cada astado unos cuatro puyazos hasta la cruceta, porque parecía que se trataba de reses de ganaderías de antaño.

En el sorteo preliminar, fueron necesarias tres enormes parrillas con fuego de leña. Estando presente en todo momento los representantes de las cuadrillas y el equipo veterinario, así como el presidente del festejo y los alguaciles. Siendo las reses encajonadas en su punto, para que los lidiadores le pudieran clavar hasta los herrajes dentales postizos.

La treintena de espadas invitados al festejo, se presentaron en el patio de cuadrillas antes del horario previsto, para disfrutar de los prolegómenos. Llevándose a cabo una primera toma de refrigerios, haciéndolo unos con refrescos y otros con tinto Samarugo, de denominación de origen de la Sierra de Cádiz, o con manzanilla Gabriela de Sanlúcar, etc.

Pero ya metidos en faenas en el arte de la cuchara, tenedor, cuchillo o con las manos, varios de ellos no pudieron con el ganado, exteriorizando como consecuencia de no haberse atados adecuadamente los machos, estar más estropeados que la última rebanada de pan Bimbo. Siendo necesario que se tomaran la tensión y la píldora del día después, o sea, la pastilla del azúcar, del colesterol y del ácido úrico, etc.

El ‘Chato Jiménez' fue uno de los más entonados del festejo, arrancándose con el capote por fandangos de ‘Corruco de Algeciras', haciéndolo a su edad magistralmente bien. Replicándole con los garapullos el banderillero Pepe Oliva ‘Olivita’, saliendo airoso del encuentro, entonando cantes por alegrías y coplas carnavalescas. Demostrando una vez más, que sabe estar en todo momento con su arte y gracia a un gran nivel. Cantándole al pintor Pepe Marín el siguiente estribillo chirigotero:


“Nuestro amigo Pepe Marín, ha llegado un poco tarde, y no sé lo que ha hecho, porque ha comido más que nadie".


El abstemio picaor Gabriel Medina ‘Gabrielito', comentó que estaba a plan y que no se iba a pasar en la suerte de varas, estando comedido al inicio. Pero como no nos creímos ninguno que estuviera a plan, porque es capaz de comerse un borrico por las patas. Posteriormente, como era previsible, se vino arriba sacando su raza, olvidándose de las pastillas y del régimen poniéndose hasta las cejas de su castoreño, hasta el punto, que al encontrarse tan agustito con los compañeros de terna, se arrancó a cantar a lo Pavarotti y a bailar unas sardanas y muñeiras como él sólo lo sabe hacer.


Su apoderado tuvo que suspender la partida de dominó que tenía previsto torear por la tarde en el Casino de Algerciras. Porque nos era totalmente imposible que viéramos nítidamente los puntos, que la ficha blanca doble lleva marcada con tinta china de color negro.


Juan del Castillo, que actuaba de sobresaliente, nuevamente destacó sobre los demás veteranos espadas, solicitando lidiar él solito cuatro huevos de granja salteados con cebollas de la Huerta Siles. Pero posteriormente, cuando hizo hueco en su estomago, se puso de grana y oro, con lo mucho que había para lidiar en el ruedo.


El pura cepa polifacético artista algecireño Emilio Herrera, mostraba un excelente aspecto y cuidó mucho no pasarse con los trastos, toreando al comienzo con suavidad, temple, dominio y mando estando cumbre. Pero a mediados de su faena se metió entre pecho y espalda un buen plato de tagarninas con conejos o liebres.

Tengo que reseñar, que independientemente del mucho ganado a lidiar compuesto por carne, chorizo, jamón, queso, morcilla, perritos calientes, conejos o liebres etc. Fueron desencajonadas y soltadas al ruedo varias paellas valencianas por si los espadas se habían quedado con hambre de torear.

Hubo además en el último tercio de la lidia postres, cafés, infusiones y licores. Entregándole solemnemente Emilio Herrera una de sus obras al maestro alicantino Vicente Marcet, en reconocimiento a su humanidad y extraordinarios sentimientos hacia lo algecireño, gaditano y andaluz.

En el fin de fiesta celebrado en el patio del desolladero del coso, fue de tal hermandad, amistad y camaradería, que no hubo lugar a cantar ni el ‘Asturias patria querida', al ser un tema usual de los coloquetas en las bodas. Guardando los lidiadores en todo momento las reglas protocolarias y de cortesías no hablándose ni de fútbol, ni de política y ni de jacas tordas. Al estar pendientes los toreros de lidiar lo que les tocó en suerte en el festejo.

El parte emitido por el equipo médico dirigido por los doctores Jorge Felip y Antonio González, copiado literalmente pone: “Durante el festejo taurino gastronómico celebrado en aesiras mares (Algeciras), en el que han hecho el paseíllo una treintena de espadas retirados, de reconocido prestigio de la sociedad algecireña. No hubo que practicar intervención quirúrgica alguna en la enfermería, a pesar de mascarse la tragedia en algunos lances de la lidia, temiéndose tener que echarles a algunos diestros la sábana blanca por encima. Saliendo todos los espadas del coso garbosamente por sus propios pies y no por la puerta de arrastre".





Parte de los espadas que intervinieron en el festejo
 
 
 
 
 
 
Parte de los espadas
que intervinieron en
el festejo
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Vicente Marcet recibe un trofeo de manos de Emilio Herrera
 
 
 
 
 
 
 
 

Parte de las reses lidiadas en el festejo