jueves, 9 de febrero de 2012

Jonathan Santiago y Se llama copla





Se llama copla  y Jonathan Santiago




 







José Salguero Duarte
(Jueves, 9 febrero 2012)



El pasado sábado 4 de febrero, por primera vez a lo largo de mis muchos años de vida, sentí unas sensaciones únicas hasta la fecha, cuando contemplaba escuchando al joven linense Jonathan Santiago, cantar la copla titulada: Las campanas de Linares.

Las lágrimas me fluían a borbotones lo mismo que a Eva González, presentadora del programa ‘Se Llama Copla' de Canal Sur Televisión, así como, a varios de los miembros del jurado y del público asistente.


Esas vibraciones y emociones que percibí a lo largo de la actuación de Jonathan Santiago, jamás otro artista de la talla que fuere me las ha transmitido. Hasta el punto, por nombrar a dos de los más grandes de todas las épocas del flamenco y de la copla, ni el mismísimo José Monje ‘Camarón de la Isla', ni la propia Rocío Jurado, me llegaron a emocionar de igual forma como lo hizo el sábado este genio de sonrisa clara y voz con sus quejidos, lamentos y alegrías.


Siendo curioso y significativo, que mientras él cantaba, recordé que el soniquete de Las campanas de Linares, siempre lo he llevado en mis pensamientos. Porque a primeros de los años setenta, el gran maestro Rafael Farina, se presentó en la plaza de toros Las Palomas de Algeciras con su compañía, realizando una soberbia actuación, quedando aquel embrujo y duende grabado en los anales de mis sentidos.


Aquella sinfonía coplera y flamenca a la luz de la luna en una noche veraniega, me marcó tanto cuando apenas tendría unos dieciséis años edad, hasta el punto, que el gran Farina estaba tan a gusto en el escenario, que cantó él sólo hasta bien entrada la madruga. Provocando que el grupo de artistas que le acompañaban se quedaran casi todos sin actuar, teniéndose que suspender el espectáculo por haber sobrepasado el horario de cierre permitido por las autoridades de entonces.


Creo, que en los camerinos ocurriría sus más y sus menos entre ellos, porque esa fue la sensación que percibí cuando el ‘Príncipe Gitano' salió al escenario a cantar.


Y si tanto Farina como el propio Jonathan Santiago me han marcado positivamente para siempre con Las campanas de Linares. También lo han hecho muy negativamente tanto Pive Amador como Hilario López Millán. Porque fue vergonzoso el presunto espectáculo que dieron una vez más en las votaciones.


Pero esa actitud del jurado de ‘Se llama Copla', no es nueva para mí. Porque en la primera edición ya actuó similarmente, con aquel presunto proceder esperpéntico y bochorno de la final. Ya que alimentaron durante los meses que duró el concurso toda clase de ilusiones y parabienes hacia el joven Antonio Cortés. Y, sin embargo, llegado el momento de la final, proclamaron vencedora absoluta a Joana Jiménez.


Desde aquellas circunstancias, se acabó definitivamente para mí el contemplar cada sábado rigurosamente sin excusas ni pretextos el programa ‘Se llama copla'. Y tan sólo muy esporádicamente, cuando la flor de mi canela me dice: “¡Qué bien canta fulanita o menganito!", les dedico algunos minutos escuchándolos.


Porque una cosa es la ilusión y deseos de todo artista para alcanzar la gloria. Y otra muy distinta es ciertas injusticias que se cometen. Llegándome a preguntar a raíz del caso que me ocupa. Si los miembros del jurado de ‘Se llama copla’ son capaces de tomar esas decisiones con las cámaras de televisión en directo, ¿qué no se hará entre bambalinas en el mundo artístico profesional tanto en los temas de promoción, contratación...?, para que circulen ciertas leyendas negras que nada benefician.


El sábado, por tanto, ocurrió más de lo mismo que en la edición indicada anteriormente de ‘Se llama copla’. Con el objetivo de crear, presuntamente, polémicas para que el público llame por teléfono o mande mensajes apoyando a uno de los dos concursantes. Desbordándose las pasiones hacia los jóvenes finalistas Jonathan y Juan Fran. Siendo evidente, que cantando hay una gran diferencia a favor del linense. Pero como el público es el que, al parecer, decide quién pasará. Hay que esperar hasta el sábado para saber cuál de ellos superará el gran reto. Aunque, mayoritariamente creemos que por voz, justicia y arte ha de pasar a la final Jonathan Santiago.

Pero ocurra lo que ocurra, desde esta tribuna de opinión, en el Diario Área, decano de los periódicos del Campo de Gibraltar. Le diré a Jonathan que prosiga su caminar artístico y personal con sencillez y humildad.


Que no se avergüence nunca de su pronunciación a la hora de hablar, porque cada cual debe conservar sus señas de identidad como la han conservado grandes genios andaluces.


Ya que, si se deja descafeinar en su forma de ser, hablar y sentir, como presuntamente hicieron con la granadina Rosa, de Operación Triunfo, se difuminaría como presuntamente está ella artísticamente.


Así que, Jonathan, como tienes madera de roble suficiente para ser un gran artista de la canción y del flamenco. Sé tú y no lo que quiera otro que seas. Aprovecha al máximo la oportunidad que te ofrecen las cámaras de televisión, porque no cualquiera dispone de esa difusión como la que estás teniendo.


Sigue como hasta ahora en tu comportamiento y no entres en comentarios fuera de lugar, porque esas armas las utilizan los mediocres. Y a ti te sobra arte para alcanzar la gloria con el chorro de voz de tu garganta.


Por último, te diré, que no sólo nuestro pueblo La Línea de la Concepción está contigo, sino todo el Campo de Gibraltar, Andalucía y España, así como, el mundo artístico en todas sus diferentes facetas, al sonar tu nombre y esencia como un huracán. Siendo ya grande entre los grandes, porque eres un inmaculado artista, con un arco iris de voz inmensa para la canción y para el cante grande.