lunes, 21 de mayo de 2012

Bodas de oro de los Reyes de España


José Salguero Duarte

Lunes, 21 de mayo 2012



          El pasado lunes 14 de mayo, sus Majestades los Reyes de España, cumplieron cincuenta años desde que se dijeron el sí quiero como casados. No celebrándose actos oficiales por este significativo aniversario, como consecuencia del luctuoso fallecimiento del padre de su yerno, el Duque de Palma de Mallorca Iñaki Urdangarín. Sino, posiblemente, por los presuntos conflictos que rodean a la pareja desde hace años, manteniendo ambos, tanto Sofía como Juan Carlos, el vínculo matrimonial que les une, al parecer, por meras razones protocolarias, por ser quiénes son y lo que representan en esta España de panderetas.



            Donde ha existido un complot casi total por parte de cierto sector periodístico, silenciándose ciertas presuntas andadas muy poco ejemplarizadoras del Monarca durante su reinado. Pero como “tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe”. A Juan Carlos, es probable que le venga, presuntamente ese refrán, como el anillo que lleva en el dedo meñique de su mano derecha. Al haber abierto definitivamente él la veda, nunca mejor dicho, a raíz de ser pillado cazando elefantes u otras fieras en Botsuana (África).  En una de esas presuntas escapadas que solía hacer a cualquier rincón del planeta, sin que la población española que lo sustenta a él y a su numerosa prole se enterara.



            Pero en esta ocasión, tuvimos conocimientos del safari efectuado por el Monarca, porque al romperse la cadera de madrugada en la choza del poblado donde pernoctaba, tuvo que regresar a Madrid para ser operado. Provocando ese hecho que corrieran mares de tintas con toda clase de críticas, porque él, los suyos y una gran parte de los poderes españoles, prosiguen sin apretarse el cinturón lo más mínimo, a pesar de las terribles circunstancias tan decadentes que atraviesa el país en todos los aspectos y órdenes, por sus presuntas nefastas gestiones, motivando que millones de españoles sufran penurias y hambrunas.




            Criticar actualmente ciertos procederes de los miembros de la Casa Real Española, especialmente los del Rey, lo puede hacer cualquiera. Pero hasta hace pocas fechas era impensable, porque el que se atreviera no se topaba con la Iglesia, sino presuntamente con los tentáculos de la Monarquía española.



            Pero hubo quienes criticaron al Rey, como fue el caso de José Antonio Barroso, alcalde de Puerto Real (Cádiz). Declaraciones efectuadas en la Casa de la Cultura de La Villa de Los Barrios, el 14 de abril de 2008, en los actos de conmemoración del setenta y siete aniversario de la proclamación de la Segunda República. Declaraciones, que recogí y publiqué en primicia informativa a nivel nacional e internacional, formándose un gran revuelo por el contenido de las mismas...



            Hasta el punto, que en el discurrir de los días, me han podido, presuntamente,  pasar facturas. Pero no tanto como a Barroso, que fue procesado y condenado por la Audiencia Nacional. Pero llegará el definitivo día, como ocurriera en otras épocas de amargos recuerdos, que no sólo los del mismo pensar que Barroso, sino gran parte de la población española, reivindicarán democráticamente sin temor, que no están de acuerdo con la imposición que se hizo con esta monarquía en España.



            Teniendo que felicitar públicamente, a mí por entonces director del periódico en el que colaboraba por aquellas fechas, Manuel Gutiérrez, por tener la valentía de sacar la noticia adelante respetando el derecho a informar, a la libertad de prensa y a la libertad de expresión.



            Afortunadamente, estimado lector, nuestra democracia se ha afianzado, no existiendo ni por asomo ruidos de sables en los cuarteles, porque los soldados y cuadros de mandos de los diferentes ejércitos están bien acomodados. Pero el grito que dan en algunas paradas y actos militares ¡Viva el Rey!, se está esfumando con las mismas revoluciones que los marciales pasos de los legionarios, porque esta monarquía  en España, creo, no tiene ninguna razón de ser en el siglo que nos encontramos, ya que, los poderes han de manar del pueblo y no por consanguinidad.



            Y menos, al haber sido impuesta por el genocida general Franco, al que deseo que permanezca en su gloria eterna, no bajo toneladas de mármol de Macael en el Valle de los Caídos donde reposan sus restos mortales, sino en una fosa común sin ser impregnada por el azahar de la primavera, ni regada por el rocío mañanero, a raíz de las atrocidades que llevó a cabo, levantándose en armas en julio de 1936, derrocando al Gobierno estatal legalmente constituido democráticamente en las urnas. Abriendo heridas que aún sangran, siendo totalmente imposible que cicatricen. Porque en este periodo constitucional y democrático, ciertos  partidos políticos denominados democráticos, no han hecho cuanto debieran por restituir lo tiranamente ejecutado en la incivil guerra española.



            Por lo tanto, los que piensan erróneamente que república es un partido político radical de izquierda, están tan equivocados, hasta el punto, que república según la Real Academia de la Lengua española significa: “Organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento para un período determinado”. Consecuentemente, como acaba de ocurrir en Francia, su presidente es elegido por el pueblo. Siendo republicano el sistema estatal francés, en el que se puede pertenecer a formaciones democrática de cualquier ideología…