Alfonso Villalta
Capitán Ayudante de la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras y
jefe de los delegados gubernativos de las plazas de toros de la Comarca del Campo de
Gibraltar
“La Guardia
Civil es mi vida, porque desde mi juventud y hasta la fecha
que me he jubilado le he entregado más de cuarenta años”
“Cuando dije en mi casa que me iba a la Guardia Civil no se
lo creían, porque mi padre quería que me hiciera cargo de los negocios
familiares”
“Me siento satisfecho con lo que he hecho, porque entre otras cosas he
salvado de las aguas del mar a unos tres mil emigrantes”
“Mi lema ha sido siempre la honradez y la humanidad”
“Hay que ser primero buena persona y después guardia civil”
“Quisiera que llegara a la gente, que cuando no se permite la entrada a
los callejones, es por motivo de seguridad”
Por: José Salguero Duarte
Algeciras, domingo 03 de marzo de 2013
En
la Comandancia
de la Guardia Civil
de Algeciras, hubo un emotivo acto por su jubilación el viernes pasado primero
de marzo. Y como Alfonso Villalta es un excelente capitán del Benemérito Cuerpo
de la Guardia Civil
y mejor persona. Es por lo que le hice esta entrevista, donde expone brevemente
su pasado profesional.
PREGUNTA.-Haga un breve recorrido por su infancia.
RESPUESTA.-Nací en la calle Jerez
de Algeciras, en la casa del torero El Niño de la Venta , que era un tío
hermano de mi madre. Fui bautizado en la
iglesia de Nuestra Señora de La
Palma de Algeciras.
P.-¿Su padre a qué se dedicaba?
R.-Tuvo cinco taxis en Tarifa
(Cádiz). Fue un hombre muy humilde querido por todo el mundo. Hace diez años
murió y cada noche sueño con él. (El capitán se emociona recordando a su
padre).
P.-¿Tanto se acuerda de él?
R.-El pueblo de Tarifa era sobre
todo marinero y a veces los pescadores se tiraban pescando tres y cuatro meses
sin venir a casa. Y cuando se ponían los niños enfermos, venían a mi padre las
madres y les decían: “Isidoro no tengo dinero para llevar al niño al
médico". Mi padre les contestaba: “No te preocupes". Esa humanidad la
he vivido en mi casa desde que era yo un niño y es la que he llevado durante
toda mi trayectoria.
R.-Mi padre esa labor humanitaria
la hacía frecuentemente porque por aquellos años existían muchas carencias. A
veces la gente del campo le pagaba con especies. (El capitán continúa
emocionado).
P.-¿Tuvo una infancia feliz?
R.-Tengo unos recuerdos
maravillosos, porque en los aires navideños cuando se reunían los hermanos,
primos, sobrinos y nietos disfrutábamos muchísimo. Desgraciadamente las
reuniones familiares se han ido perdiendo con el paso de los años. Y van
dejando huellas sobre todo en la formación.
R.-En el colegio La Inmaculada y
posteriormente hice el bachillerato en el Instituto Batalla del Salado de
Tarifa. Posteriormente, al gustarme mucho la pintura y el arte, me fui a la Escuela de Arte y Oficios
de la calle San Antonio de Algeciras, porque quería hacer delineación.
P.-¿Realizó el Servicio Militar?
R.-El periodo de instrucción lo
hice en Cerro Muriano (Córdoba). Después hice el Servicio Militar como
voluntario, en el Regimiento Mixto de Artillería de Algeciras.
P.-¿Qué camino emprendió posteriormente?
R.-Cuando dije en mi casa que me
iba a la Guardia Civil
todo el mundo se puso las manos en la cabeza, porque no había ningún guardia
civil en la familia. Mi padre como ya te he comentado era taxista y mi hermano
tenía un supermercado. No se lo creían porque mi padre tenía estipulado que me
hiciera cargo del negocio del taxi. Pero con todos mis respetos para mi padre y
para el resto de los taxistas, yo aspiraba a algo más.
P.-¿ Qué le motivó ingresar en la Guardia Civil ?
R.-Desde chico jugaba con los
hijos de los guardias civiles en el patio de la Casa Cuartel y en el
instituto. Cuando me licencié, un día me encontré a un compañero de la
infancia, vestido de guardia civil recién salido de la academia destinado en
Tarifa. Y le dije: ¡Qué alegría me das verte con el uniforme! Contestándome.
“Ahora se puede salir de la academia hasta de conductor, ¿por qué no te
presentas?" Le hice caso y me
presenté a los exámenes en Algeciras a finales de los años sesenta. Aprobé y me
fui a la Academia
de Úbeda donde estuve cinco meses.
P.-Cuando ingresó, ¿qué sensación percibió?
R.-Cuando entré y fue pasando el
tiempo, fui viendo que la
Guardia Civil es otra imagen distinta de la que se tiene en
la calle. Porque desde dentro se puede ayudar a la sociedad. Es maravilloso la
satisfacción tan grande que te llevas cuando ayudas a alguien que lo necesita.
R.-En Palma de Mallorca donde
permanecí dos años y tuve a primera hija, porque me casé con la algecireña
María José de la
Torre. Actualmente tengo tres hijos pero cuando llegaba a casa finalizado el
servicio cuando estaba destinado en Palma de Mallorca no disfrutaba de ellos.
Porque había embarques en los que entrabas de servicio a la siete de la mañana
y finalizaba a las doce de la noche cuando se iba el último barco. Y al día
siguiente lo mismo, pero hoy afortunadamente el servicio ha cambiado y los
guardias civiles hacen sus ocho horas diarias.
P.-¿Siguientes destinos?
R.-Me fui a Madrid a la Dirección General
para poder estudiar para ser cabo, ya
que cuando ingresé quería ser algo más que guardia. Aprobé y me destinaron al
Parque de Automovilismo en los Servicios Especiales de la Guardia Civil.
Posteriormente me vine destinado a Algeciras, y por las tardes me iba al
Instituto Isla Verde y terminé el COU e hice algunas asignaturas de Derecho.
Pero lamentablemente tuve que dejar de estudiar porque mis hijos me necesitaban.
P.-¡Qué bonito!
R.-Muy bonito. Después fui
destinado a Melilla y me tocó la famosa riada por el año ochenta y cinco.
Permanecí dos años y era un ambiente cerrado, pero como me gustaba convivir con
la gente de la calle, estuve en la
Coral de Melilla y tengo un disco grabado. Tenía permiso del
Director General para salir al extranjero con la coral.
P.-Después de Melilla, ¿qué?
R.-Ascendí a sargento y fui
destinado otra vez a Madrid de Comandante de Puesto durante tres años en Soto
del Real. Hice un curso de Jefe Destacamento y de Jefe Taller. Y me destinaron
posteriormente a Tenerife, pero la Corporación Municipal
de Soto del Real no quería que me marchara de allí. Y solicitaron una
entrevista al Director General para que me dejara.
P.-Es evidente por su forma de ser y de actuar que por donde ha estado
destinado dejaba sus señas de identidad tan humana y profesional.
R.-Se basaban en que hice una
buena labor con la juventud y me reunía con los chavales. También hablaba con
los padres y les decía --vuestro hijo se está metiendo en la droga, estoy
hablando con él, pero necesita vuestro apoyo--. Me gustaba hacer controles y
registros en los coches que llegaban procedentes de Colmenar para que no
entrara la droga en el pueblo. Estaban
muy agradecidos con mi actitud y eso me hizo pensar que la labor que estaba
haciendo era reconocida.
P.-En Tenerife, ¿cómo le fue?
R.-Estuve dos años y pico, pero
como el nivel de estudios para mis hijos no era el adecuado, regresé de nuevo a
Madrid como Jefe de Destacamento de Automovilismo, en la Escuela de Adiestramiento
de Guadarrama donde permanecí nueve años. Pero como esta academia se la iban a
llevar para Logroño, decido presentarme para oficial porque llevaba muchos años
fuera y quería volver a Algeciras de oficial de la Guardia Civil , para
disfrutar de mis padres y de todas mis raíces.
P.-¿Cuándo lo destinaron Algeciras?
R.-Aprobé y de teniente me
destinaron a Alicante e hice un curso de patrón de barcos. A Algeciras me
destinaron en el año dos mil a las lanchas como Segundo Jefe del Servicio
Marítimo del Campo de Gibraltar. Todas
las noches en la mar, porque llegué cuando las grandes avalanchas de la
emigración. Tengo una gran satisfacción personal que no me la va a quitar nadie,
porque he sacado de 2.500 a 3.000 personas del agua.
P.-Capitán, ¿un servicio humanitario imborrable e inolvidable?
R.-En el Servicio Marítimo he
vivido unas experiencias imborrables, imborrables. Hay cosas que se quedan
clavadas en la mente de las personas. Porque cuando salía de servicio de noche
por ahí y veía a las embarcaciones de emigrantes, te acercabas con las debidas
precauciones, porque los emigrantes al vernos se ponían de pie e, intentan
agarrarse con el consiguiente peligro de que volcara su patera.
P.-¿Le fue duro contemplar las penosas circunstancias de esos seres
humanos huyendo del hambre y de la miseria?
R.-Sobre todo cuando ves a
mujeres y a niños se te ponen las carnes de gallina. Debes actuar con
templanza, porque sabes que sus vidas dependen de ti. Y hasta que no ves al
último emigrante subido en la embarcación no respiras.
P.-¿Existen miradas y situaciones que calan e impactan más que otras?
R.-Una de las cosas que más me
impactó fue la mirada del niño inocente, que no se borra y la llevo incrustada
en mi mente. Otra cosa que me impactó fue cuando uno me preguntó: "¿Esas
luces son Barcelona?". Los engañan en todos los sentidos. Existe una gran
profesionalidad y humanidad en todos mis compañeros del Servicio Marítimo de la Guardia Civil de la Comandancia de Algeciras.
(Se vuelve a emocionar el capitán).
P.-Capitán, le comenté a un conocido guardia civil que le iba a
entrevistar y me dijo: “Villalta es buen tío y muy buena gente". Y es
evidente que para el Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil y para
la sociedad, es un orgullo y honor contar con personas y profesionales como
usted.
R.-No puedo hablar porque se me
están saltando las lágrimas. Pero te diré que mi lema es la honradez y la
humanidad. Por lo tanto hay que ser primero buena persona y después guardia
civil. Y eso que no se le olvide a los que vengan detrás. Porque no hay que
olvidarse que venimos del pueblo.
P.-Llorar es de hombres sensibles, humanos y honrados.
R.-Me emociono porque vivo esto.
Pasé a la Reserva
el 3 de julio de 2008 y me quedé en una Reserva Activa de Ayudante y de Acción
Social con el Teniente Coronel, hoy Coronel don Marcial Vázquez, que es una
excelente persona. He aprendido muchísimo porque me enseñó bastante. José te
diré que a pesar de la edad que tengo no dejo de aprender diariamente.
R.-Es una prestación que se le da
a todos los compañeros de la
Guardia Civil. Y como no se me olvida que he sido antes
guardia que capitán. En vez de irme a mi casa jubilado, quise quedarme en el
Cuerpo hasta los sesenta y cinco años ayudando a los míos.
P.-Supongo que posee un intachable expediente y muchas recompensas.
R.-Me siento muy satisfecho con
lo que he hecho profesional y humanamente. De las condecoraciones no me gusta
hablar pero tengo: La Cruz
de la Constancia
a los veinte años de servicios. Cruz de la Real Orden de San
Hermenegildo. La Encomienda
de la Orden de San Hermenegildo. La Cruz con Distintivo Blando al
Mérito Militar. La Placa
Real de la
Orden de San Hermenegildo y me concedieron la Cruz del Mérito de la Guardia Civil con
distintivo Blanco, por todos los emigrantes que
he sacado del mar.
P.-Villalta, es un apellido tarifeño muy ilustre ligado a la cultura y
a las artes.
R.-Es verdad soy primo hermano de
Emilio Guillermo Pérez Villalta. Su madre es hermana de mi padre. Soy un gran
admirador de mi primo que es hijo de un coronel del ejército. El padre quería
que hiciera una carrera e hizo arquitectura, pero su gran pasión es la pintura.
Me acuerdo que mientras los demás chavales nos íbamos a jugar al fútbol, él iba
con un montón de folios debajo del brazo y pintaba a las personas en movimiento
y a los barcos.
P.-Procede también de familia de toreros. ¿Esa es la causa para que
haya ejercido como jefe de los delegados
gubernativos de las plazas de toros del Campo de Gibraltar?
R.-Cuando el Teniente Coronel
me dijo que me hiciera cargo de los delegados
de la autoridad de las plazas de toros del Campo de Gibraltar, fue una
satisfacción grande. Porque vengo de familia de toreros como es el Niño de la Venta.
La venta de Pelayo antes de ser del Chato era de mi
abuelo y por eso viene lo del Niño de la Venta del toreo, porque se crió en la venta. Me
gustaba mucho ir con mi tío por las ganaderías porque después se hizo corredor
de ganado.
R.-He presenciado muchísimos
festejos en el Campo de Gibraltar. Y a veces no se escucha la voz del pueblo ya
que la primera oreja la concede el público. Y si no se concede esa oreja se
puede provocar una grave alteración de orden público. Te estoy respondiendo
desde el punto de vista de la
Guardia Civil.
P.-La
Autoridad Gubernativa tiene que velar muy mucho también por
la seguridad en el callejón de las plazas.
R.-Quisiera que llegara a la
gente, que cuando no se permite la entrada a los callejones, es por motivo de
seguridad. Y hay muchos que no se conciencian del peligro que existe, porque en
cualquier momento puede saltar un toro y herir a los que no están en los
burladeros.
P.-¿Qué ha supuesto para usted pertenecer al Cuerpo de la Guardia Civil ?
R.-Es como si me preguntaras que
ha significado la vida, porque la Guardia Civil es mi vida, porque los más de 40
años desde mi juventud hasta la fecha se los he entregado a la Guardia Civil.
P.-Ahora que se jubila del Cuerpo, ¿en qué dedicará su tiempo?
R.-Sobre todo con mi mujer, mis
hijos y mis nietos. Continuaré en el coro de la iglesia de la Cuesta del Rayo. Y como
bien sabes proseguiré pintando, porque
tengo intención de exponer los cuadros que ido haciendo y los que me quedan por
hacer. También disfrutaré de mis amigos entre los que te encuentras.
P.-Capitán transmita la admiración y respeto que le tengo al Benemérito
Cuerpo de la Guardia
Civil. Enhorabuena.
R.-Muchas gracias José por
acordarte de mí.