lunes, 21 de abril de 2014

Los toros deslucieron el mano a mano entre Morante y El Juli en 'La Malagueta' el Domingo de Resurrección


 
 
“Tarde entre dos aguas, con reses justas de fuerza y de bravura”

 


José Salguero Duarte
Domingo de Resurrección, 20 abril
Málaga

 

  

Como estaba anunciado, se celebró en ‘La Malagueta’, la corrida del Domingo de Resurrección, en un mano a mano entre los espadas ‘Morante de La Puebla’ y Julián López ‘El Juli’. Colocándose en las taquillas el cartel de ‘Completo’, Aunque, apuntaría que sin apreturas. En tarde entre dos aguas: la caída atmosféricamente antes y en los primeros compases del festejo y, la aguada por las reses de diferentes ganaderías justas de raza, casta, bravura y fuerzas. Pero, eso sí, dulces como los melones de almíbar. No siendo las siete que salieron al ruedo para menos, porque los veedores de los matadores la habían minuciosamente seleccionado para que triunfaran sus figuras.

No celebrándose, por tanto, el sorteo reglamentario de la mañana. Pero esto es lo que hay, al “no haber más leña que la que arde”. Porque ellos lo dispusieron así, con el visto bueno de la autoridad competente. Pero en el momento de la verdad, sus toros elegidos descompusieron sus objetivos. No triunfando ninguno de los dos como esperaban y deseábamos, porque por no dar no dieron ni una vuelta triunfal al ruedo. Aunque, “menos da una piedra” de la cantera de Despeñaperros. Porque los hay quienes salieron muy satisfechos. Aunque, a otros les supo a poco.

El piso de plaza fue acondicionado por los areneros, comenzando el festejo con alrededor de diez minutos sobre el horario previsto. Dejándolo aceptablemente para realizar el toreo. No siendo la causa para que muchos de los morlacos hocicaran en el mismo, durante diferentes fases de la lidia.

En cierta ocasión no coincidió el toro anunciado en la tablilla sita encima de chiqueros, con el de la tablilla que el empleado de plaza anunciaba en el centro del albero.



‘Morante de La Puebla, según la tablilla colocada encima de chiqueros, salieron, en primer lugar uno marcado con el número 60 de 497 Kg., al que nada le pudo hacer con el capote al flojear. Arreciando las protestas cuando lo puso al caballo de picar, siendo devuelto por la presidencia. No estando el torero conforme con dicha decisión.

Posteriormente salió uno marcado con el número 54 de 528 Kg. Lanceándolo con su gran aroma provocando los primeros olés de los tendidos. Quite de ‘El Juli’ con mucha torería y verdad, siendo ovacionado. Replicándole el de La Puebla con desigual fortuna. En la faena de muleta, Morante, hizo con la torería tan personal que atesora bellas estampas taurinas con esa exquisitez sólo al alcance de él. Lástima, casi entera al segundo intento, aviso. Si hubiera acertado le corta la oreja. Pero se tuvo que conformar con saludar desde el tercio.

Al tercero, marcado con el número 93 de 520 Kg. , no sirvió ni para su capote y muleta. Silencio.

Al quinto marcado con el número 34 de 532 Kg. Lo saludó con el capote muy amorantao en varios lances retorciendo las muñecas. Fue mal picado. Con la muleta lo toreó al ralentí al embestir al paso sin acometividad repetitiva del toro, sino a paso lento como las procesiones, haciendo más paradas el toro que el tren de los años setenta que iba de Algeciras a Ronda. Pero como el diestro quería agradar y justificarse, le sacó muletazos con mucho sabor, con esas posturas tan personales, pero sin la transmisión necesaria por parte del toro, para que alguien emocionado en los tendidos, se arrancara con un fandango, para que se me cayeran lagrimones de alegría torera. Pero no fue así, porque tras finiquitarlo recibió ovación tras aviso.




Julián López ‘El Juli’. Siempre admiré a este señor del toreo, porque tiene mucha casta y vergüenza. Demostrándolo sobradamente esta tarde en ‘La Malagueta’. A su primero número 10 de 528 Kg. Estuvo excelente con el capote tanto en los lances de inicio como en el quite por chicuelitas ajustadas bajándole las manos, que le enjaretó para probarlo a la salida del caballo. El toro acortó las distancias en ciertos encuentros a los banderilleros. Pero el maestro, lo entendió a la perfección nada más iniciar la faena de muleta, clavando las zapatillas en el albero, enjaretándole más de media docena de muletazos si moverse provocando olés de verdad. Posteriormente estuvo enorme cuajando una faena armoniosa con poder y mando, pegándose un arrimón pasándoselo muy cerca, exprimiendo al toro hasta las últimas consecuencias. Se le fue la mano con la tizona en la suerte suprema y le pegó un feo bajonazo perdiendo las dos orejas, que le hubieran posibilitado la salida por la Puerta Grande. Gran ovación y saludos desde el tercio.

A su segundo lidiado en cuarto lugar número 136 de 502 Kg., nada le pudo hacer con el capote, no sirviendo tampoco para la muleta. Silencio.

Cerró plaza con el marcado con el número 47 de 559 Kg. Al que fue a recibirlo con una larga cambiada a portagayola. Posteriormente intentó torearlo con el capote pero el toro no quería pelea. Se inventó la faena de muleta y lo fue metiendo en su canasta torera a base de tesón, profesionalidad y oficio. Siendo reconocida la labor por los aficionados. Falló con los aceros. Ovación con saludos.