viernes, 1 de mayo de 2009

1º DE MAYO DÍA DEL TRABAJO


José Salguero Duarte
Escritor y poeta




Hoy viernes 1º de mayo de 2009, se conmemora el Día del Trabajo. Y un año más se llevarán a cabo en España diferentes concentraciones y manifestaciones, desde que se celebrara por primera vez en 1890, varios años después de la masacre de Chicago, realizada por las fuerzas represoras contra la clase obrera y trabajadora. Sin embargo, en el transcurrir de los tiempos, los gobernantes de los diferentes países han convertido a esta emblemática fecha en un día festivo, celebrándose descafeinadamente con poca efervescencia y a la baja, distrayéndose a la población sobre la verdadera razón de ser del 1º de Mayo hacia la dignidad del trabajador.
Y, en el transcurso de este periodo constitucional en España. Las alhóndigas de diferentes coloridos políticos, económicos y sociales elaboradas por sus cocineros y pinches, con carne de magra con sus correspondientes aditivos y conservantes, han configurado una España que resuma un olor a carne chamuscada que apesta. Existiendo en la población española de cierta edad, un gran temor a que ocurra no ya lo de Chicago, sino algo incivil muchísimo más grave.
No crean, estimadas-os lectores, que soy alarmista pero si realista. Y lo real es que en España hay más de 4.000.000 millones de personas sin trabajo. Los comedores sociales están abarrotados. Y la situación se complica por días para el millón de hogares que tiene a todos sus miembros sin un puesto de trabajo; para los millones de residentes que no pueden hacer frente a los numerosos impuestos, así como para los empresarios que tienen que cerrar sus empresas, porque los ayuntamientos españoles deben dinero a casi todas las ramas sociales, industriales y empresariales.
Por consiguiente, esta crisis económica la va a sufrir muchísimo más España que otros países, debido a la ligereza y a la falsedad manifiesta montada en una nebulosa confusa, al haberse enarbolado políticamente que España se encontraba entre la élite de los países más ricos y poderosos del mundo. Cuando lo más cierto es que la deuda interna nos estrangula y la externa nos asfixia, al ser presuntamente España el segundo país más endeudado del Planeta después de EEUU.
Y ante la ineptitud manifiesta de los diferentes elementales que configuran los gobiernos, debido a la globalizada intencionalidad de sus pensamientos únicos. Configuraron un tejido pastoril expandiéndolo por los pilares de la tierra, para que guiaran a los pueblos por el camino de la apatía y el desinterés a todo lo que converja con la política, para que no se percataran lo más mínimo de la cruda realidad existente.
Pero, si se ha llegado a esta alarmante y caótica situación en España, es debido a la pasividad de la soberanía popular que reside en el pueblo, al vivir de espalda a la política y de nuestros representantes políticos. Sin que gran parte de la ciudadanía por traición, temor, incultura o miedo haya exigido a nuestros empleados públicos honradez, justicia, igualdad, libertad y dignidad política...
Y, al haber tenido libre el camino sin habérseles exigido las responsabilidades correspondientes, han estado gobernando muchos de ellos a su libre albedrío por encima del bien y del mal. Habiendo demostrado sobradamente que son los responsables directos de esta situación.
Por lo tanto la historia en esta España de piratas, corsarios e impostores se repetirá, al haberse desmantelado lo habido y por haber. Y al no ser competitiva en los mercados internacionales. Dudo mucho que este Gobierno inyectándole dinero a la banca y a los constructores el pueblo salga de la hambruna y penurias.
Siendo impensable también que esta nación de naciones y regiones deje de ser el hazmerreír de las grandes potencias mundiales, porque España ha tenido y quiere seguir teniendo como principal fuente de riqueza al turismo, pero sobre todo a los ladrillos que ha sido la gallina de los huevos de oro de ciertas formaciones políticas…
Y, como esta crisis económica acaba de empezar, no es de extrañar cuando menos lo esperemos, que nos dejen sin plumas y cacareando, en un corralito mucho más grave que el de Argentina.