Gallardón
se rompe dos costillas
“Espero y deseo que, los
inspectores de trabajo no le apliquen la ley laboral como se la aplican a los
curritos de a pie cuando sufren cualquier accidente. Ni que tampoco le descuenten
nada de su sueldo, dietas, pluses, pagas extras, vacaciones…”
José Salguero Duarte
A pesar de la falta de
sensibilidad y humanidad del tirano Gobierno del PP de Mariano Rajoy y de su
justiciero ministro Alberto Ruiz Gallardón. Como “lo cortés no quita lo
valiente”, soy muy solidario con él, como consecuencias de las dos costillas
que se rompió recientemente en un accidente doméstico. Creyéndome a pies
juntillas que dicha avería, se la produjera realizando tareas domésticas,
porque lo que diga el Gobierno o algunos de sus miembros es palabra de buena
ley. Estando claro, por tanto, que este progre de la derecha española
gobernante, realiza tareas domésticas como pueden ser: regar las plantas, tirar
la basura o sacar a sus perros a pasear por las noches a la luz de la luna.
La noticia me compungió tanto, hasta el punto, que ya no
tengo más lágrimas para derramar. Deseando que los oradores fachistas hagan lo
propio por la pronta recuperación de su ministro. Porque después de haber
engendrado la ley del aborto, las tasas judiciales... Gallardón ha querido
pasar las navidades de penitente cuarentena con dos costillas rotas.
¡Qué lástima!, tendré que esperar hasta el sorteo de “El
Niño” del año 2014, `por si puedo celebrar algo, porque todas las noticias que
he recibido del Gobierno estatal del PP de Mariano Rajoy, y de sus desentonados
flautistas durante el año 2013 y el anterior, han sido negativas para los
intereses generales del pueblo español.
Siendo obvio, que no me alegre del accidente sufrido por el
ministro, porque un tropezón lo puede tener cualquiera. Y más, a cierta edad
que blandeamos de los cuartos traseros como la burra ‘Tomasa’ de mi compadre el
“Tío Pericón” cuando está en celo enrruchá. Por ello, al ser sensible con el
mal ajeno, siempre he compartido el dolor de los demás. De igual forma, como lo
comparte el Gobierno estatal del PP con el pueblo español. Aunque, siempre hay
excepciones que rompen las reglas cívicas y morales, como fue el caso de la
hija pepona del presunto delincuente Carlos Fabra, la que en cierta ocasión baboseó
en el Congreso “¡que se jodan!”.
Servidor, en esta tribuna, no desea babosear ni joder a
nadie, porque nada más enterarme de la fatal noticia del accidente, debido a
las horas que debió esperar en urgencias para ser atendido por los facultativos
de guardia, y si hubo esparadrapo suficiente para sujetarle el pecho de lata
para que no se le movieran los costillajes, debió pasar Gallardón un calvario, como el que está
sufriendo los españolitos de a pie, con la cruz a cuesta que tienen que
arrastrar con los impuestos… del Gobierno del PP.
Aunque, cabe la posibilidad, de que Gallardón haya querido
emular al Borbón Juan Carlos I resbalándose y hocicándose contra el suelo. Pero como los del PP son tan
duro de roer, después de ser aliñado Gallardón, apareció públicamente con su famélico semblante y
tupidas cejas, no con una muleta sino con dos, dando sus primeros muletazos.
Espero y deseo que, los inspectores de trabajo, no le
apliquen la ley laboral como se la aplican a los curritos de a pie cuando sufren
cualquier accidente, haciéndolos incorporarse al trabajo a pesar de no
encontrarse algunos totalmente recuperados. Ni que tampoco le descuenten nada
de su sueldo, dietas, pluses, pagas extras, vacaciones…Y si tiene que guardar
reposo absoluto, que lo guarde, porque tiene muchos asesores como para
molestarlo en tales circunstancias. Consecuentemente, si tiene que hacer
una comparecencia para indultar a un
kamikaze del volante o de la política, que la haga a través de un plasma, como
las hacía su líder del espíritu nacional político español, Mariano Rajoy.
Hay que agradecer que el tropezón de Gallardón no haya
tenido peores consecuencias. Porque los meapilas dicen que “Dios premia a los
buenos y castiga a los malos”. Por ello, si hubiera sufrido ese accidente un
rojo mierdoso, se hubiera roto hasta el Himno de Riego y la Internacional
Socialista. Y como las costillas rotas duelen tanto o más que un cólico
nefrítico o que la factura de la luz con la nueva subida que van aprobar. A
Gallardón le recomiendo, si no lo ha hecho ya, que se cambie de cama, porque en
cualquier movimiento de rotación o de traslación, por simpatía de su parienta
en el catre, le moverá la caja de cambio y le rascará las marchas traseras de
sus costillares. También debe cuidar de no constiparse para evitar estornudar.
Y si tiene mucosidad, deberá esputar disimuladamente los ‘gallardonitos’ verdes
antidemocráticos que tenga en sus tripas.
En caso de que el asunto se le complique, que lo manden al
Senado, para que pase allí los años que le queden de vida política. Pero si eso
no cuaja, que lo propongan para jubilación, pero que no se les ocurra
tramitarle los papeles como si el accidente hubiera sido en acto de servicios,
porque todo se sabe. Aunque, si los pillan, es probable que no les pase
absolutamente nada al estar aforados y ser él el ministro de Justicia.