El político, Pedro
Pacheco, condenado. No es cachondeo
Autor: José Salguero Duarte
Lunes,
de 20 mayo 2013
Pienso, Pienso, que si dejaran a la Justicia ser lo
independiente que debiera, es evidente que los tentáculos políticos, no
actuarían como presuntamente lo han hecho en ocasiones. Aunque, tengo muchas
esperanzas de que sea la que enderece el rumbo de esta corrupta España, porque
es el pilar constitucional con más crédito y fiabilidad de cuantos existen, a
pesar de que el ex alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, considerara a la Justicia
como “un cachondeo”.
Pacheco, es un político andalucista
perteneciente al Foro Ciudadano, que ha sido condenado por la Audiencia
Provincial de Cádiz, a cuatro años y medio de prisión, como autor de un delito
de prevaricación y de malversación de
caudales públicos. Así como, a ocho años de inhabilitación para el ejercicio de
cargos públicos. Al haber enchufado o contratado, según la sentencia, de forma
irregular en el 2005, a dos de sus compañeros del PSA para ejercer de asesores
en determinadas empresas municipales jerezanas...
Así que, don Pedro, como de momento
“lo ha pillado el carrito de los helados”, tendrá que recurrir dicha condena,
para no dar con sus huesos en la trena. Y lo que debe hacer es dimitir, porque
de lo contrario, va a durar más en la política que un martillo en manteca.
Consecuentemente a la condena de
Pacheco, y debido a que “los gatos escaldados del agua caliente huyen”, otros
presuntos prevaricadores y malversadores de caudales públicos, se encontraran
con el pompis prieto, al haber campado a sus anchas. Deseando, que lo antes
posible triunfe la Justicia, Libertad y Democracia, porque esta situación en
que se encuentran y disfrutan ciertos privilegiados, mientras millones de
españoles sufren toda clase de calamidades, miserias y hambrunas es
insoportable.
Hasta el punto, que recientemente
cuando la Casa Real mandó a la reina Sofía a Mérida (Extremadura) a presidir un
acto, en la campaña de lavado de imagen de los Borbones para recuperar la credibilidad
perdida. Un grupo de indignados, sin nada para dar de comer a sus hijos, le
gritaron “Sofía, la olla está vacía”.
Creyendo,
que tanto la Reina como al resto de las castas pudientes, la reciente subida de
la bombona de butano no les ha afectado lo más mínimo, porque muchos de ellos
no la utilizan para guisar, porque por tener tienen paga hasta la luz de por
vida.
Por ello, señora María Dolores de
Cospedal, como usted tiene una visión tan distinta a la mía, sobre la situación
que se encuentra España, al realizarla desde su atalaya como número dos del PP
y vicepresidenta del Gobierno de Mariano Rajoy. Para nada pienso ni me creo lo
que afirmó recientemente, que “son más los ciudadanos que creen en el trabajo
diario” de los políticos, porque algunos trabajan menos que los Reyes Magos, al
tener miedo de montarse a lomos de los camellos y dromedarios.
Pero tampoco me trago que “la
contabilidad del PP es una” y que usted no tema a “un estadillo social”, porque
por día aumenta el descontento en España, al agravarse la situación en
segundos.
Creyendo, además, que su Gobierno y el
socialista anterior y futuro del PSOE y vuestro, no están capacitados para
reflotar a este moribundo barco, porque como han actuado subiendo impuestos y
favoreciendo al capitalismo, lo hace presuntamente cualquiera que se asemejen a
lo que dijera el filósofo alemán Friedrich Nietzsche:
“la política es el campo de trabajo para ciertos cerebros mediocres”.
Y una mediocre política es
presuntamente la chistosa consejera parlamentaria del PP en las Cortes de
Valencia, Carmen Amorós, al escribir en
Twitter: “Como siempre Compromís haciendo el numerito, carteles con números,
apuntémoslo igual es el Gordo de Navidad”. Diciéndolo en respuesta a los folios
impresos con la cifra 720.000, que portaban el miércoles los parlamentarios de
Compromís, relativo a los parados de la comunidad valenciana.
Creyendo, que es una broma de muy mal
gusto, pero claro, como apunté anteriormente, a esta gente se la pude soplar
los parados que hayan y los que están por llegar para engrosar las listas.
Porque ella y su familia no pasarán penuria alguna. Debiéndose ella hacer, en primer
lugar, quitarse el chicle de la boca cuando esté realizando sus funciones
públicas, y después trabajar.