sábado, 20 de noviembre de 2010

La Libertad, a mis maestros Antonio Machado y Miguel Hernández



La libertad a mis maestros: Machado y Hernández



José Salguero Duarte
Diario Área
Viernes 12 noviembre 2010


http://salgueroduarte.artelista.com/


El precio que se ha de pagar por ser libre e independiente en esta sociedad, es impensable para aquellos que por comodidad, pasividad u otras circunstancias, jamás lo intentan conseguir con abnegación, sacrificio y esfuerzo, al sentirse gozosos y plenos dentro de las condiciones en las que los sitúan.

Y, ahí permanecen pasivamente yaciendo vivos día tras días, con sus señas de identidades totalmente perdidas en las multitudes, sin atreverse a levantar la vista por encima de las imposiciones por temor a represalias, recados o advertencias. Y es por lo que ni por asomo fortuito, al ser unos asustadizos carentes de principios, nunca encontraran la nitidez de su esencia natural.

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche dijo: "El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás sólo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo".

Estimado lector, estoy de acuerdo con cierta parte de lo anterior, pero no puedo compartir la opinión de Nietzsche en lo relativo a que, "el individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu". Porque, si Friedrich levantara la cabeza y se diera un viaje filosófico por España. Comprobaría que son muchos los individuos, que se dejan ningunear para ser absorbidos por las diferentes siglas, que pululan en este decadente estado democrático político que impera a sus anchas.

En cuanto a lo de estar sólo, eso le aterra a muchísimos débiles e inseguros. Pero a mí jamás me ha preocupado esa soledad, porque sólo es como mejor y más a gusto he caminado desde que tengo uso de razón, ya que “más vale solo que mal acompañado". Y más, en estos tiempos que no te puedes fiar ni de tu propia sombra, porque al haberse perdido la dignidad humana, al menor desliz te venden al mejor postor.

Referente a lo de estar asustado según Nietzsche. No sé por qué si actuamos acorde a las normas legales y constitucionales. En todo caso, pienso, que los represores deberán estarlo, si comenten arbitrariedades atentando contra la dignidad humana. Entre ellas, colocándole un muerto en la mochila a cualquier persona, para quitarla de la circulación por utilizar la libertad de expresión.

Confieso, que a lo largo de muchos años, seguí los pasos de personas muy relevantes para mí, por sus rebeldías contra los sistemas represores imperantes en sus tiempos. Uno de esos insignes fue el maestro universal Antonio Machado, el que escribió un significativo poema titulado: He andado muchos caminos, que dice:

“He andado muchos caminos,/ he abierto muchas veredas;/ he navegado en cien mares,/ y atracado en cien riberas./ En todas partes he visto caravanas de tristeza,/ soberbios y melancólicos/ borrachos de sombra negra,/ y pedantones al paño que miran, callan, y piensan/ que saben, porque no beben/ el vino de las tabernas. / Mala gente que camina y va apestando la tierra…/.
Y en todas partes he visto/ gentes que danzan o juegan,/ cuando pueden, y laboran/ sus cuatro palmos de tierra./ Nunca, si llegan a un sitio,/ preguntan a dónde llegan./ Cuando caminan,/ cabalgan a lomos de mula vieja,/ y no conocen la prisa/ ni aún en los días de fiesta./ Donde hay vino, beben vino;/ donde no hay vino, agua fresca./ Son buenas gentes que viven,/ laboran, pasan y sueñan,/ y en un día como tantos,/ descansan bajo la tierra...”.

Antonio Machado, bajo mi modesto entender, descansa en paz bajo la tierra de su tumba. Pero pagó un alto precio, entre otras cosas por defender sus ideales. Y no puedo por menos que seguir bebiendo de su manantial, como también en el de mi otro gran maestro de la poesía, de las dignidades humanas y de la política, Miguel Hernández, y en el de tantos otros que entregaron su vida por una sociedad digna y justa.

A los que deseo descanso y paz eterna. Y, que no se les ocurra resucitar, ya que si Jesucristo expulsó a los mercaderes del templo a latigazos. Ellos harían lo mismo, si es que no se mueren repentinamente nuevamente, al contemplar el panorama social, económico, cultural, político y sindical...

Por lo tanto, no me extraña que debido a la falta de humanidad y de otros principios básicos indispensables para vivir en paz y en armonía. A Friedrich Nietzsche, se le ocurriera decir también: "Los monos son demasiado buenos, para que el hombre pueda descender de ellos".