Miguel Ángel Perera, maltratado
en sus salidas a hombros por la Puerta Grande de Las
Ventas
“No aplaudo ni felicito al Rey y
menos le brindaría un toro”
© José Salguero Duarte
Jueves, 5 de junio de 2014
Como consecuencias de ciertos lamentables hechos acaecidos,
durante las lidias del festejo celebrado el 13 de abril pasado, en el coso taurino
de la capital de los reinos Borbónicos, de esta España encorbatada de palmeros
de anchas manos y blancos cuellos almidonados. Les dediqué a ciertos
aficionados de Las Ventas de Madrid, una tribuna titulada: “Circo
romano-taurino o coso de Las Ventas de Madrid”.
Pero, de nuevo,
debo resaltar por su negatividad para la Fiesta que, una vez más, ciertos aficionados o no
de Las Ventas de Madrid, no están demostrando ejemplaridad en sus comportamientos,
especialmente, después de finalizar determinados festejos de esta isidrada. Ciclo
del que dije que no lo vería ni televisado, pero como la afición está por
encima de los malos ratos que pasamos en algunos cosos. Este año, estoy viendo
más festejos que nunca del abono de Madrid.
Por ello, en
esta tribuna me referiré, concretamente, a los lamentables presuntos malos tratos…
que sufrió el maestro, Miguel Ángel Perera, tras sus salidas por la Puerta Grande de Las Ventas.
Instantáneas e imágenes que visioné de su primera salida, provocándome una gran
indignación y malestar. Al no permitir cientos de incivilizados al espada, que
gozara plenamente de las mieles de salir a hombros en la primera plaza de toros
del mundo. Sino todo lo contrario, al sufrir en sus carnes la tercermundista desvergüenza
incívica y fanática al ser zarandeado como un muñeco de trapo, jalándosele de
casi todas las partes del vestido de torear. Dejándoselo totalmente destrozado,
peor que si lo hubieran corneado una camada de primitivos uros de los arcaicos cavernícolas.
Desconozco,
que hará el torero con que le quedó del primer vestido de luces en su primera
salida a hombros. Servidor, en su lugar, lo expondría en una vitrina, sin
zurcirlo ni arreglarlo. Al ser mucha la gloria que alcanzó con el mismo. Conllevando
también, la presunta gran diatriba física que le hicieron padecer al espada, en
esos minutos interminables hasta que lo introdujeron, como buenamente pudieron,
en el coche de cuadrillas.
No tengo la
menor duda que, “hay gente pa tó”. Pero quién corresponda, debería poner cierto
orden en tanto desorden. Porque en las salidas a hombros de los toreros de Las
Ventas, puede ocurrir desde el marica que se aprovecha en el tumulto para
cogerte la minga. El salido macho ibérico que te ponga un rabo. Y hasta el
‘chorizo’ de turno que te limpie la cartera al menor descuido, por no decir
otras cosas muchísimas más graves. Al no existir ningún cordón de seguridad,
para proteger y prevenir el orden público, y para que el torero hubiera hecho
triunfalmente su salida a hombros, siendo aclamado por la multitud…
Por ello,
según está la política española, no sé si la seguridad en los espectáculos
públicos taurinos de Las Ventas corresponde realizarlos a la alcaldesa, concejales,
varillas, guardacoches, piquete de aficionados, empresa arrendataria del coso, Guardia
Real, seguridad privada, policía local o fuerzas estatales. Porque la cuestión
es que, Miguel Ángel Perera, se vio
totalmente desprotegido y desamparado, al no haberse llevado a cabo las medidas
de seguridad oportunas.
No creyendo
que, al rey Juan Carlos le ocurriera lo mismo, cuando en la posterior tarde del
miércoles 4 de junio, acudió a Las
Ventas, para presenciar la Corrida
de Beneficencia, en la que actuaron “El Juli”, Iván Fandiño y Alejandro
Talavante. Porque es de suponer, por ser quién es y lo que representa, que seguridad
estatal… habría hasta por los subsuelos de Las Ventas.
Siendo muy
emotivo para los juancarlistas, la gran ovación que le tributaron los tendidos al
abdicado Borbón. Supongo que, por su apoyo a la Fiesta. Servidor , en cambio, ni le felicitaría, ni
le aplaudiría. Pero menos, le brindaría un toro por el antes, el ahora y el
después de que se jubile, al heredar el reinado su hijo Felipe, sin que el
pueblo tenga opción alguna, para elegir al Jefe del Estado democráticamente en
las urnas, que es de donde debe emanar todos los poderes públicos españoles,
según la Constitución.
Y por ese
‘cocidito madrileño’ que están cocinando con carácter de urgencia desde el
pasado lunes 2 de junio que anunciara su renuncia al trono. Está ocurriendo en
estos tiempos de democracias y libertades, parecidamente o más de lo mismo que,
cuando el dictador Francisco Franco dejara las cosas bien atadas antes de
espicharlas, para que, por entonces, coronaran a Juan Carlos I como Rey de
España… Habiendo presuntamente brillado desde entonces y hasta la fecha durante
su reinado la Fiesta ,
la Monarquía
con toda su Casa Real y la política española acorde a las castas y moralidad de
casi todos ellos… Por eso, muchos le gritarían a Juan Carlos en Las Ventas:
“Viva España, Viva el Rey, Viva el orden y la Ley.”.