“Tanto Padilla como ‘El Cid’
cortaron una oreja”
“Las reses de Hermanos Garzón
descastadas y faltas de fuerza”
José Salguero Duarte (Marbella, 11 de agosto 2013)
Con menos de media entrada de público en los tendidos, se celebró en la plaza de toros de Marbella, la corrida de toros anunciada con reses descastadas y faltas de fuerza pertenecientes a los Hermanos Garzón Mergelina. Siendo lidiadas y estoqueadas por los espadas: Juan José Padilla, silencio y oreja con fuerte petición de la segunda dando dos vueltas al ruedo; Manuel Jesús ‘El Cid’, ovación con saludos desde el tercio y oreja; Jiménez Fortes, oreja con mucha fuerza y dos orejas conseguidas con sangre, pundonor, vergüenza profesional y torería saliendo a hombros de la plaza.
Espadas
Juan José Padilla.- A su primero lo lanceó bien bajándoles las manos, sin que el astado acometiera con bravura. En banderillas fue aplaudido, sobre todo, en el segundo y tercer par al quiebro en tablas y al violín respectivamente. La faena de muleta la brindó al público, y la comenzó doblándose con mucha torería. En la primera tanda con la derecha el toro manseó siendo protestado por el respetable. Padilla tras intentarlo y no encontrar respuesta desistió y tras estocada fue silenciada su labor.
A su segundo lidiado en cuarto lugar, lo recibió con tres largas cambiadas. Toreándolo a continuación de rodillas caldeando el ambiente. Lo puso al caballo con chicuelinas al paso. Tras ser picado colocó las banderillas, siendo superior el par al violín. La faena de muleta la comenzó llevándose al toro al centro del anillo. Con la derecha le sacó algunos muletazos de calidad a pesar de los tornillazos que pegaba. Con la izquierda, que era el pitón más factible para realizar el toreo, le pudo dar buenos naturales. Tras el arrimón y los desplantes diversos, hasta de espalda y besando la testuz del toro, provocó levantar al público de los asientos. Estocada, aviso y descabello. Oreja, siéndole pedida la segunda con mucha fuerza, que no concedió el usía, dando dos vueltas al ruedo.
Manuel Jesús ‘El Cid’.- Al número 57 lo lanceó a la verónica escuchándose olés desde los tendidos. El toro al observar al picador en el ruedo se fue al peto como un ave a toda velocidad, siendo bien cogido con la puya. La faena de muleta la brindó al público y la comenzó a dos manos a media altura colándose en el segundo muletazo y, al tercero se derrumbó por el albero. Le enjaretó muletazos y lo cuidó entre algodones, perdiendo las manos cuando lo obligaba un poco. Se fue al otro pitón e instrumentó excelentes tandas por naturales. Realizando un faetón con mucha técnica y oficio. Falló con los aceros y recibió un aviso, perdiendo algún trofeo.
A su segundo lidiado en quinto lugar, lo lanceó con mucha torería ganándole
terrenos, rematando con media de cartel. En el caballo lo cuidaron y en la
faena de muleta compuso una buena obra con quietud, temple y gran oficio por el
izquierdo. Tras estocada algo caída
le fue concedida una oreja.
Jiménez Fortes, que debutaba como matador de toros en este coso. Tuvo que correr el turno, porque el toro se resistió a salir de los chiqueros, impacientándose el público por la tardanza. Por lo que, tras aparecer el número cinco por el albero, lo recibió en el tercio con una larga cambiada, lanceándolo a continuación siendo muy buena la media. El toro en el caballo se desplomó siendo protestado. Le hizo un quite con el capote a la espalda pasándoselo muy cerca. La faena de muleta se la brindó al público. Comenzó a media altura y posteriormente lo intentó pero el toro entraba al paso sin transmisión alguna. Se pegó un arrimón pero desde los tendidos le insistían que lo matara, pero el joven espadas prosiguió hasta que le sacó lo poquísimo que llevaba de bravura en las tripas el de los hermanos Garzón. Tras una gran estocada rodando el toro, le fue concedida una oreja con mucha fuerza y peso.
Cerró plaza con el que le correspondía lidiar en tercer lugar. Y nada más
salir al ruedo manseó más que una vaca lechera, no permitiendo ni un capotazo.
En el caballo le enseñaron erróneamente la puya cambiándose el tercio. En
banderillas al notar el castigo pegó los correspondientes arreones doliéndose,
poniendo en peligro a la cuadrilla y a todo el que se encontraba en el ruedo.
En la faena de muleta, Fortes, le plantó cara y le sacó por ambos pitones
excelentes tandas. Pero como el que mansea tarde o temprano le vuelve a
relucir. Al pegarse un arrimón impresionante fue volteado en tres ocasiones
continuando en la cara del toro después de cada uno de los percances. Llegando
el público a sentir miedo, porque se jugó literalmente la tripa, los muslos e
incluso la vida. Tras una estocada pegó el toro el último arreón de manso. El
diestro consiguió dos orejas ganadas con sangre, pundonor y vergüenza
profesional y torera, saliendo a hombros por la Puerta Grande.
Posteriormente antes de llegar al coche de cuadrillas estuvo firmando
autógrafos y fotografiándose con el público que lo aclamaba en la calle.
Aguantó el tirón a pesar del gran palizón que llevaba encima. No descartando que llevara alguna cornada.