lunes, 24 de junio de 2013

José María Manzanares estuvo cumbre y salvó la feria de Algeciras


 

José María Manzanares saliendo a hombros de 'Las Palomas'

 

“Actuación de Morante muy antitaurina y vergonzante”

“Manzanares cortó dos orejas y fue el triunfador de la tarde saliendo a hombros”

“Talavante cortó una oreja”

“Los toritos de Núñez del Cuvillo faltos de casi todo”

 

José Salguero Duarte
Algeciras, 23 de junio 2013




Con tres cuarto de plaza en los tendidos, se celebró el tercero y último festejo del abono de Algeciras, en tarde soleada con algo de brisa que refrescaba el ambiente.

El festejo fue presidido por Francisco Ortiz Mejías. El que para evitar capotazos, podría cambiar el tercio de banderillas con dos pares clavadas, dependiendo de la importancia del railetero y del toro…

Un año más, a la muerte del quinto de la tarde no se cantó el Himno de Andalucía. ¿Por qué?

Se lidiaron toritos de Núñez del Cuvillo, bien presentaditos, justos de casi todo y de regular juego (reses que demandan las figuras de unos 450 kilogramos mal pesados).

El primero número 206 se dejó.

 

El segundo se echó varias veces durante la faena, al tener menos motor que un molinillo de 125 voltios, tronando de los tendidos una gran bronca.

El tercero y el cuarto fueron devueltos a los corrales por inválidos.

El quinto número 45 fue el mejor del encierro y posiblemente de la feria.

El sexto de la tarde y primer sobrero de Cuvillo que le tocó en suerte a Talavante fue otro descastado.

El segundo sobrero, que sustituyó al cuarto de la tarde de Cuvillo y que le tocó a Morante, no coincidía su número con el anunciado en la tabilla… Y tenía menos sustancia que el puchero de un pobre, haciéndolo aún peor el diestro que no lo quiso ni ver desde que saliera de los chiqueros al ruedo. Al que pasaporteó Morante de feas maneras antitaurinas, provocando que el publico lo abroncara y le dijeran despectivamente de todo.

A pesar de tal despropósito, de Morante, al ruedo no cayó ni una sola almohadilla ni cualquier otro objeto. Por lo que, fue ejemplar en ese sentido el comportamiento de los que pasan por taquillas. Llegando uno a decir: “Estoy en el paro y he hecho un gran esfuerzo económico para ver a Morante y el… me ha disparato. Ya no vengo más a los toros”.

Menos mal, que no fueron devueltos más toros de Núñez del Cuvillo a los corrales, porque igual hubieran tenido que sacar el carretón para que siguiera Morante toreando de salón. O al torito de cartón (que se coloca en una estantería del mueble bar familiar), y que le tiraron a Manzanares cuando daba la vuelta al ruedo, tras finiquitar al quinto de la tarde.

—-El festejo

Morante de la Puebla.- Abrió plaza con el marcado con el número 206 de 454 kilogramos y de nombre ‘Cencerrito’. Al que lanceó a la verónica siendo jaleado, rematando con media muy morantina, crujiéndoseme los terciopelos de la camisa recién estrenada para la ocasión. Lo puso al caballo y le recetaron un buen puyazo flojeando a la salida. Lo probó con varios capotazos y volvió a flojear el toro cambiando el tercio. En banderillas Francisco Javier Sánchez fue aplaudido. Con la muleta, Morante, sacó muletazos, naturales, trincherazos suaves y muy templados componiendo su figura tan peculiar y torera. Aviso y casi entera en el segundo intento. Ovación y saludo desde el tercio.

José María Manzanares.- A su primero el castaño número 112 de 457 kilogramos de nombre ‘Turulato’. Nada le pudo hacer con el capote al flojear el toro. Lo puso al caballo y al sentir la vara manseó. En la segunda entrada al caballo le metieron las cuerdas. Juan José Trujillo saludó en banderillas. Con la muleta comenzó la faena con mucha torería y empaque siendo jaleado con olés roncos y profundos. Excelente fue también la segunda tanda con un extraordinario cambio de mano. Prosiguió intentándolo pero el toro se quedó desfondado con una pájara peor que las que pillan los ciclista llaneando y con el viento a favor. Lo levantó varias veces y al pincharlo en la suerte suprema ‘Turulato’ se echó de nuevo entregando la cuchara de su poca casta y raza. Lamentable. Bronca para el toro en el arrastre y ovación con saludos para Manzanares.

Alejandro Talavante.- El tercero de la tarde de nombre ‘Juncoso’ marcado con el número 233, negro bragao de 442 kilogramos. A la salida de un capotazo flojeó más que los remos del falucho de mi compadre. Siendo devuelto a los corrales, corriendo el turno Talavante, sustituyéndole el que iba a lidiar en sexto lugar, de la misma ganadería, el jabonero marcado con el número 131. Al que toreó muy variado con el capote siendo aplaudido. En el caballo empujó y lo probó con un quite gustándose llegando a los tendidos, cambiando el tercio. La faena de muleta se la brindó al público y estuvo muy bien, sin obligar al toro, siendo en su conjunto lo mejor hasta el momento de lo realizado en el abono. Aviso. Estocada, descabello y tardó el toro en echarse. Oreja y petición de la segunda que no concedió el usía.

 

Morante de la Puebla.- Tras el parón de la corrida como consecuencia de las habituales meriendas que desgustan los espectadores. Sonó clarines y timbales saltando al ruedo su segundo y cuarto en orden de lidia marcado con el número 195 de nombre ‘Berlanquillo’, flojeando nada más pisar el albero más que la burra ‘Tomasa’ en celo de mi compadre el ‘Tío Pericón’ de la ‘Cañá de los tomates’ de Algeciras. Siendo protestado, por lo que el presidente tras pensárselo y dar tiempo por si se recuperaba, lo devolvió a los corrales. Y en su lugar salió un ejemplar que no coincidía su número con el anunciado en la tabilla…

Torito que salió suelto y Morante al exigir a unos de sus peones que se lo pusiera en un determinado lugar de la plaza. El público se encaró con el de la Puebla. Y ahí ya se acabó lo que se daba, porque a este genio de la torería, le brotó su otro yo que nada favorece a la fiesta, y que tanto irrita, crispa y solivianta a los espectadores, porque permitió que le pegaran fuertemente al toro en el caballo. Al inicio de la faena de muleta lo trasteó de esa forma tan peculiar que tiene de hacerlo, cuando se pasa por el arco de su triunfo al más pintado. Por ello, intentó finiquitar al toro muy antitaurinamente. Saliéndose de la suerte pinchando y volviendo a pinchar una tras otra vez hasta casi media docena de vceces… Vergonzoso y lamentable lo de Morante, una tarde más, en la plaza de Algeciras.

 

¡Qué pena de tauromaquia!, porque no son los antitaurinos sino actitudes como estas y otras muchas más de ciertos profesionales, las que han colocado a la fiesta en el pozo donde se encuentra. En fin, no prosigo más, porque es indignante. Porque hay que tener un mínimo de respeto con el público que pasa por taquillas. Y más, en estos tiempos con tanta crisis económica y de otras índoles.

José María Manzanares.- A su segundo lidiado en quinto lugar, un sardo de nombre ‘Hatero’, marcado con el número 45 de 476 kilogramos. Lo veroniqueó con mucho sabor a brisa marinera taurina de su tierra y de la mía, siendo jaleado y aplaudido. Fue bien picado y en banderillas la cuadrilla cumplió muy bien. Con la muleta hizo bueno el dicho ‘No hay quinto malo’. Y con su oficio, profesional y vergüenza humana y torera, fue condimentando una de sus obras maestras, a base de cuidar al toro lo mismo que cuidaban a Miguel Indurain para que ganara los Tours de Francia. Instrumentándole muletazos, naturales, trincherazos y los de pecho de tal forma que fue él y no Morante el que provocó que me rajara la camisa a jirones. Gran estocada al segundo intento rodando el toro espectacularmente. Dos orejas de muchos quilates fueron las que paseó triunfante en la vuelta al ruedo, saliendo a hombros por la Puerta de Feria.

Alejandro Talavante.- Cerró plaza con el primer sobrero de Núñez del Cuvillo, el colorao número 31 de nombre ‘Sombrerito’, al que lanceó con voluntad y ganas de agradar. Le recetaron un puyacito y se cambió el tercio. Con la muleta lo intentó pero el toro estaba justo de fuerza y rebricanba a la salida de los muletazos, no existiendo armonía ni transmisión en el conjunto de la faena que le hizo. Tras finiquitarlo fue aplaudido.