domingo, 8 de agosto de 2010

Estimado lector




Estimado lector



José Salguero Duarte
Diario AREA
Jueves 5 agosto 2010



En estos momentos que lee usted esta mi primera tribuna libre de opinión, en el Diario Área, decano de los periódicos del Campo de Gibraltar. Única empresa editora de la comarca, Medalla de Oro de la Línea de la Concepción y Medalla del Campo de Gibraltar. Comienza oficialmente mis colaboraciones en esta escuela de periodismo, fundada y capitaneada por don Antonio Gómez Rubio.

Si toqué en la puerta de don Antonio a primeros del mes pasado, es porque el faro que me alumbraba se quedó a oscuras para mí, al censurarme el jueves 1 de julio la tribuna que le remití. Hecho que jamás me ocurrió en los más de ocho años que llevaba colaborando. Habiendo tenido hasta diciembre total y absoluta libertad de expresión. Gesto honroso y profesional que agradezco a mis ex directores y amigos Pedro García, Manuel Gutiérrez y Jesús Cabaleiro, pero no así al actual coordinador.

Y como –de mi hambre siempre he mandado yo y de mi libertad de expresión y de mi dignidad también--. Decidí cerrar un largo e importante ciclo y comenzar otro nuevo, gracias a que don Antonio y su hijo José Antonio, me han abierto de par en par esta ventana a la libertad, acogiéndome en su casa y obra de tal manera, que pondré todo mi empeño por engrandecer esta institución por y para el bien del periodismo, de la cultura, de las artes y de La Línea.

Quisiera, en esta presentación que realizo a prisas y corriendo, al cerrarse al mediodía de ayer con un apretón de manos en la sede oficial del diario este noviazgo que comienzo y, que José Antonio Gómez Amado me dijo: “No es un noviazgo, sino un flechazo”.

Detalle que le agradecí como también debo agradecer y agradezco a los redactores jefes Antonio García y Rafael Moll, así como al resto de los redactores y demás trabajadores y colabores, su acogida de bienvenida en esta mi nueva casa periodística.

Quiero dejar claro, que no llego con intención de competir para quitarle el puesto a alguno de ellos, porque jamás lo hice y ahora en la madurez de mis días con los deberes totalmente hechos ni se me ocurre. Porque mi única intención es expresar lo mucho o poco que pueda llevar en mis entrañas de escritor o poeta. Así como conocer los pilares fundamentales de mi ciudad natal, desde el pueblo llano, ya que he permanecido residiendo muy lejos de La Línea cerca de medio siglo.

Por consiguiente, me encuentro contento y feliz, porque antes de lo previsto, se ha cumplido mis normas, ya que cuando cierro o me cierran una puerta abro dos. Por lo tanto mil gracias a los que han depositado su confianza en mí, espero no defraudarles.

Estimados lectores, mis máximos respetos al ser la causa de mí ser como escritor, pintor o poeta. Y si me presento con sombrero ante ustedes, es porque en verano tengo miedo de que los rayos solares derritan mi masa encefálica en forma de cerebro o, que en invierno el frío me la congele. Aunque pienso que será peor que una ventolera mande el sombrero a la Cochinchina, porque me quedaría sin una de mis señas de identidad, con la que además me protejo de ciertas inclemencias sociales.

Les diré a aquellos de ustedes que no me hayan leído en otros diarios de la comarca y revistas culturales…, que iré engrasando los motores de mi estilográfica sin prisas pero sin pausa. Esto acaba de comenzar y debe existir un total acople para la buena sincronización. Por lo tanto, intentaré sacar la miel que llevo en mis genes sin que empalague, porque la acidez es muy buena en determinados momentos que la esparrame, escribiendo con un lenguaje popular para que se me entienda. Ya que según Crescencio Torés: “Estoy condenado a escribir lo que otros no se atreven a decir”.

Finalizaré con el poema titulado Quisiera ser, que le dediqué a mi ciudad natal La Línea de la Concepción, y que figura en la página 496 de mi obra Puerta de son y sombra publicada en el año 2006 que dice así:

Quisiera ser, quisiera ahora,/ ser el niño que nació a las quince horas,/ del tres de agosto del año mil novecientos cincuenta y uno,/ en la calle Galileo de tus calles./ Para dar mis primeros pasos en una guardería/ y residir poco después en Díaz de Mendoza/ del barrio de La Colonia./

Quisiera ser, quisiera ahora,/ alcanzar la edad y ser admitido en el Carlos V,/ siendo don José, mi primer profesor de nuevo./ Para que me enseñe las cuatro reglas,/ y ser un hombre de bien con dignidad y ética./

Quisiera ser, quisiera ahora,/ infancia de mis presentes entrañas,/ río de árboles trashumantes,/ reguero caminar desde los diez años./ Abandonándote en silencio,/ permaneciendo perdido en la niebla,/ durante más de cuatro décadas en ciudades y pueblos,/ sin poder acudir a ti madre,/ para que me amamantes en tus pechos/ y me seques sudores fríos y lágrimas./

Quisiera ser, quisiera ahora recuperarte,/ al llevar cinco años tratándote de nuevo./ Sintiéndome cada día más orgulloso,/ por el trato que dispensas a tus hijos y foráneos,/ porque nos embriagas y cobijas, /con el azahar de azahares y esencias de tus almíbares./ Madre de todas las madres,/ La Línea,/ Inmaculada Concepción, a los altares.