sábado, 7 de agosto de 2010

Miguel Ángel Perera y Cayetano Rivera salen a hombros en la Corrida de Candiles de Marbella



Vergüenza torera de Miguel Ángel Perera, en la genuina y genial
Segunda Edición de la Corrida de Candiles de Marbella





José Salguero Duarte
Viernes 6 agosto 2010
Marbella (Andalucía)
España

http://salgueroduarte.artelista.com/

Noche de embrujo y aroma torera, flamenca y andaluza,
en la Segunda Edición de la Corrida de Candiles de Marbella



Señores empresarios taurinos:


Hay que renovar e innovar la Fiesta, como se ha hecho en Marbella, con esta genial forma de ser y entender un espectáculo taurino. En donde se conjuga una constelación cultural, social y artística extraordinaria, bajo el manto inmaculado de las estrellas. Con un excelente equipo de sonidos y de luces fusionándose con los toques a la guitarra y el cante de pellizco por bulerías, fandangos y con las verónicas y naturales.

Corrida que dio comiendo pasada las veintitrés horas, en la que todo se hace con solemnidad, hasta el punto que las orejas son pedidas por los espectadores a través de velas desde los tendidos, concediéndolas el presidente de igual forma.

Una vez más me impresión ciertos silencios, que se producen en esta plaza similarmente a los de la Real Maestranza de Caballería. Siendo tan especiales en esta noche mágica, que iluminado por los rayos solares de la luna, compuse durante el desarrollo de la lidia de esta Segunda Edición de la Corrida de Candiles, el siguiente poema:

Corrida de Candiles

Catorce, estaban encendidos, catorce
candiles en el albero de la plaza.
La guitarra flamenca sonando,
en una noche mágica de ensueño,
haciendo los maestros el paseíllo
a oscuras pero con luces,
en busca de la gloria,
con sus capotes de seda,
en la genuina corrida de toros
de Candiles de Marbella.



Incidencias

Lleno en los tendidos, en noche calurosa con una agradable brisa procedente de esta tan especial y genuina Costa del Sol, bañada por las majestuosas aguas mediterráneas. El primer toro de la noche nada más salir al ruedo desarmó la puerta de toriles de acceso al albero de la plaza, realizando los carpinteros su labor correctamente dejándola perfecta. Julio Aparicio pasó a enfermería tras estoquear al que abrió plaza, al hacerse daño en la mano derecha al entrar a matar, continuando la lidia.

Muchas personalidades de diferentes capas sociales, culturales y artísticas se dieron cita en los tendidos. El público disfrutó del espectáculo saliendo contento.
Al maestro Miguel Báez Espuny Litri tras el paseíllo de las cuadrillas, Julio Aparicio en representación de todos los toreros, le entregó el Segundo Premio Candil.

Ganadería

Se lidiaron reses de la ganadería de Gerardo Ortega, con desigual juego, siendo muy bueno el segundo así como el sexto. El quinto se dañó los cuartos traseros en los lances con el capote, siendo devuelto por la presidencia a los corrales.


Miguel Ángel Perera y Cayetano a hombros
Aparicio desparramó algunas gotas de su esencia torera




Espadas



Julio Aparicio

Abrió plaza con el negro mulato Aguardentero marcado con el número 64. Desmontando el morlaco la puerta de chiquero de acceso a la plaza. A continuación Aguardentero salió suelto recogiéndolo el maestro con el capote poniéndolo en aprietos. El toro fue castigado en varas, y nunca mejor dicho, al ser protestado por el respetable los dos largos puyazos. La faena de muleta la comenzó con varios doblones muy toreros sacándolo al tercio. Y allí desparramó algunas gotas de su buen toreo por naturales, derechazos y trincherazos. Perdiendo algún trofeo porque cuando Aparicio se cuadró para realizar la suerte suprema, llamó la atención del toro diciéndole: “Toro mírame”, no haciéndole caso fallando Aparicio con los aceros. Pasó a la enfermería y Aguardentero a mejor gloria.

Con su segundo lidiado en cuarto lugar de nombre Extremeño marcado con el número 50, lo lanceó sin colaborar el negro bragado y meano, siendo lo mejor el remate con una media muy buena. Le recetaron un fuerte puyazo para atemperar la embestida y posteriormente se dolió en banderillas. La faena de muleta se la brindó en el centro del albero al público. Posteriormente lo intentó por ambos pintones, pero –como sin agua no se puede regar–, le quitó los mosquitos y mariposas de la cara en un breve trasteo, pasaporteándolo con una casi entera caída.


Miguel Ángel Perera

A Ballunquero lo toreó majestuosamente con el capote sin preámbulo alguno. Rematando a una mano muy preciosamente, deslumbrando a los tendido sus ganas, torería y buen hacer de salida, premiándolo el respetable con una gran ovación. Perera lo puso al caballo siendo muy bien picado por el varilarguero, que fue aplaudido por ese aficionado y público entendido, –que haberlos los hay en Marbella–. Posteriormente Perera en el centro del cosmopolita anillo, dibujó con su capote y a pies juntos, un quite por chicuelitas muy ajustadas, siendo jaleado y aplaudido. La faena de muleta se la brindó al público y nada más comenzarla le enjaretó al negro mulato Ballunguero, más de una docena de pases sin mover las zapatillas del albero, al tenerla más clavada que en la cruz Jesucristo. Causa causante que hiciera ponerse el público en pié echando las palmas humo. Prosiguió por ambos pitones, dando una magistral lección de oficio torero, vergüenza y honradez con clase, señorío, temple y dominio con pases de todas las marcas. Culminado la faena con una gran estocada, no sin antes escucharse leves voces pidiendo el indulto para Ballunguero, que no fue concedido y si ovacionado en el arrastre. Perera por méritos propios, paseó las dos orejas por el albero casi en penumbra, siendo iluminado por las velas, la luna y las estrellas.

Su segundo fue devuelto a los corrales, saliendo en su lugar el primer sobrero de la misma ganadería, el negro Agualimpio marcado con el número 49. El que de salida no quiso pelea, hasta el punto que cuando se encontraba en el peto derribó al varilarguero, provocando algo de desorden en el ruedo, pero Miguel Ángel puso cordura al recoger al toro y cuando el picador abandonó el ruedo, lo lanceó con limpieza y torería siendo aplaudido. La faena de muleta de nuevo se la brindó al público. Y a Agualimpio lo exprimió con su dominio y mando, dejándolo sin gota alguna de la poca bravura y raza que llevaba dentro, hasta el punto que intentó rajarse en varias ocasiones, pero la honradez de Perera le hizo que se empleara en cada natural, muletazo, redondo o manoletinas. Acabó con el morlaco de estocada al segundo intento, siéndole concedida la oreja que bien podían haber sido las dos. Salió a hombros de la plaza finalizado el festejo.


Cayetano

Echó por delante al negro Oloroso número 5, y le sacó los brazos en los lances dando algunos buenos. El toro fue bien picado. La faena de muleta se la brindó al maestro Litri. Y la comenzó muy toreramente flexionando una de las rodillas ganándole terrenos en cada muletazo. Ya en el centro del ruedo lo intentó por ambos pintones, pero las musas de Cayetano no aparecieron, ya que Oloroso tampoco desparramaba a raudales bravura, casta y raza, para que existiera total acople con el toreo de arte que despliega Cayetano.

Con el que cerró plaza de nombre Barranquillo número 43, lo lanceó componiendo la figura. Su picador no estuvo acertado con la puya, siendo protestado por el respetable.
La faena de muleta observé a Cayetano que salió enrabietado, dándole varias muletazos con mucho aroma torero, sonando de fondo procedente del equipo de música sones flamencos con voz y guitarra. Se fue entonando el maestro hasta llegar a realizar una larga faena con muletazos, naturales, redondos y desplante llegando a los tendidos. Causa que hiciera que el respetable le pidiera las dos orejas siendo concedidas por el presidente, saliendo a hombros de la plaza.